Los
romanos creían que la peor tortura era la crucifixión. No conocían el “te
quiero como amigo”.
Anónimo.
¿Lily?
¿Después de todo este tiempo?
¡Siempre!
–respondió Snape
Harry Potter y las
reliquias de la Muerte.
Aunque
el nombre lo parezca, esto no es un cuento, sino un pequeño artículo de “no
ficción”. Surge de ciertas dudas existenciales que me han asaltado durante gran
parte de mi vida: ¿Qué placer sienten las mujeres en tener a un hombre como
amigo? ¿Es alguna clase de logro al estilo “Ten X hombres que quieran o hayan
querido algo contigo como amigos” que les aporta alguna clase de recompensa en
la vida? La verdad, no he encontrado respuesta a este singular enigma.
Muchas
son las veces que me he tenido que quedar “como amigo” con la chica que me
gusta. O utilizando un término más reciente, “friendzoneado”. Esto no dura
demasiado, porque debido a mi carácter algo orgulloso, prefiero no comer nada a
tener que vivir de las migajas. Nadie debería ser un mendigo de afecto. Ahora,
quisiera dejarles claro algo, aunque después de leer esto quizás no quieran
seguir adelante: En mi opinión personal, la amistad entre hombre y mujer es
algo que no existe. Bajo las únicas condiciones que puede darse es que haya
distancia de por medio o que no exista química entre ambas partes, anulando así
la posibilidad de generar atracción. Muchas experiencias, personales y ajenas,
me han llevado a tomar esta postura, que soy consciente que algunas, sino
muchas personas, consideran retrógrada. ¿Siguen acá? ¡Esplendido!
Desde
el punto de vista masculino, la tendencia que he podido observar, y de paso
vivir en carne propia, ha sido así: Un hombre y una mujer se conocen en alguna
circunstancia. Al chico le parece atractiva ella y comienza a tratar de acercarse.
Mientras más se acerca, más descubre que esa mujer cumple con muchas de sus
expectativas para una relación. Escribo asumiendo una relación seria, nada
casual o “mientras tanto”. Quizás siguen un par de salidas o alguno que otro
encuentro al azar, donde comparten algo de tiempo juntos. Al cabo de un tiempo
prudencial, que puede ser tan corto como una semana o tan largo como varios
meses o incluso años, el chico le manifiesta a ella que le gusta, que le parece
muy atractiva y que desea que las cosas vayan al siguiente nivel. Y allí viene
el muro de la desolación, la respuesta desarmadora y en muchos casos rompe
corazones: “Es que yo te veo sólo como un amigo”. Esto es indistinto de si ha
pasado mucho o poco tiempo desde que se conocieron. Obviamente, si ha pasado
poco tiempo, la repuesta será algo como “No estoy buscando una relación
ahorita” o variantes similares. Todas tienen el mismo objetivo y el desdichado
acaba en la “friendzone” de la chica que le gusta.
Lo
peor de todo el asunto es que el nuevo inquilino permanente de ese oscuro lugar
es, en casi todos los casos, mucho mejor candidato para una relación estable
que cualquiera de los que se busca la chica en cuestión. Es el que la escucha,
quien comparte sus penas, quien siempre le da los mejores consejos, el apoyo o
soporte cuando lo necesita (a todo nivel, emocional, afectivo, intelectual e
incluso económico si se da el caso); el friendzoneado es aquel que siempre
tiene una palabra amable para ella, algún halago, un “buenos días” un “¿te
llevo algo de comer?” un “Buenas noches, que duermas bien”; aquel que siempre
recuerda las fechas importantes, quien les dedica canciones o imágenes. Muchas
mujeres declaran, en persona y en redes sociales, que perderían la cabeza por
un hombre así… ¡¡Jajajajajajajajajaja!! ¡¡ABRE LOS OJOS!! Siempre lo tienen,
pero “sólo como amigo”. Pero ellas allí,
detrás de un miserable desgraciado que sólo las usa como mejor le parece, que
las trata como basura, que las pone por el suelo y se jacta de ello.
¡¡Increíble!!
Ser Jorah Mormont, uno de los reyes de la friendzone. |
Por
otro lado, también están las mujeres que con sus “amigos” disfrazan otras
intenciones. Esa sería la otra cara de la moneda, la cual revela una gran
hipocresía de ALGUNAS féminas. Atención a la palabra ALGUNAS, no son todas, ni
siquiera son la mayoría. Con el pretexto de un “amigo inofensivo”, aquel que
supuestamente sabe hasta el color de la ropa interior que traen puesta ese día,
terminan teniendo algo con el “amigo” a escondidas, engañando a su actual
novio, pareja, peor-es-nada, entre otros eufemismos que se usan. Esta es otra
razón más para creer que la amistad entre hombre y mujer es como un taquión,
una partícula elemental que existe en TEORÍA, pero que no ha podido comprobarse
su existencia en la realidad que vivimos. La mayor ironía de este último punto
es el hecho de que en una relación, a la mujer le disgusta mucho cualquier “amiga”
que pueda tener el chico; eso se vuelve materia prima para toda clase de
discusiones, problemas, celos e inseguridades, mientras que el chico sí debe y
está en la obligación de aceptar CUALQUIER CANTIDAD de “amigos” de sexo
masculino que ella haya tenido antes de comenzar la relación o que consiga una
vez estando en ella. De acuerdo a lo que piensa esa hipotética fémina, su “amigo”
la respeta, nunca ha propasado con ella, ni lo hará en el futuro, nunca le ha
hecho (ni le haría) proposiciones indecorosas y sabe que por ser su “AMIGO” ella
nunca va a querer nada con él, ni él con ella. ¡No tienen idea de cuantas
relaciones he visto yo terminar y a los pocos días la chica anda de novia con
su “mejor amigo”!
¿¿Amigo??
Como dicen acá, AMIGO EL RATÓN DEL QUESO Y SIEMPRE TERMINA COMIÉNDOSELO.