viernes, 28 de julio de 2017

La coleccionista de amigos

Los romanos creían que la peor tortura era la crucifixión. No conocían el “te quiero como amigo”.
Anónimo.

¿Lily? ¿Después de todo este tiempo?
¡Siempre! –respondió Snape
Harry Potter y las reliquias de la Muerte.

Aunque el nombre lo parezca, esto no es un cuento, sino un pequeño artículo de “no ficción”. Surge de ciertas dudas existenciales que me han asaltado durante gran parte de mi vida: ¿Qué placer sienten las mujeres en tener a un hombre como amigo? ¿Es alguna clase de logro al estilo “Ten X hombres que quieran o hayan querido algo contigo como amigos” que les aporta alguna clase de recompensa en la vida? La verdad, no he encontrado respuesta a este singular enigma.

Muchas son las veces que me he tenido que quedar “como amigo” con la chica que me gusta. O utilizando un término más reciente, “friendzoneado”. Esto no dura demasiado, porque debido a mi carácter algo orgulloso, prefiero no comer nada a tener que vivir de las migajas. Nadie debería ser un mendigo de afecto. Ahora, quisiera dejarles claro algo, aunque después de leer esto quizás no quieran seguir adelante: En mi opinión personal, la amistad entre hombre y mujer es algo que no existe. Bajo las únicas condiciones que puede darse es que haya distancia de por medio o que no exista química entre ambas partes, anulando así la posibilidad de generar atracción. Muchas experiencias, personales y ajenas, me han llevado a tomar esta postura, que soy consciente que algunas, sino muchas personas, consideran retrógrada. ¿Siguen acá? ¡Esplendido!

Desde el punto de vista masculino, la tendencia que he podido observar, y de paso vivir en carne propia, ha sido así: Un hombre y una mujer se conocen en alguna circunstancia. Al chico le parece atractiva ella y comienza a tratar de acercarse. Mientras más se acerca, más descubre que esa mujer cumple con muchas de sus expectativas para una relación. Escribo asumiendo una relación seria, nada casual o “mientras tanto”. Quizás siguen un par de salidas o alguno que otro encuentro al azar, donde comparten algo de tiempo juntos. Al cabo de un tiempo prudencial, que puede ser tan corto como una semana o tan largo como varios meses o incluso años, el chico le manifiesta a ella que le gusta, que le parece muy atractiva y que desea que las cosas vayan al siguiente nivel. Y allí viene el muro de la desolación, la respuesta desarmadora y en muchos casos rompe corazones: “Es que yo te veo sólo como un amigo”. Esto es indistinto de si ha pasado mucho o poco tiempo desde que se conocieron. Obviamente, si ha pasado poco tiempo, la repuesta será algo como “No estoy buscando una relación ahorita” o variantes similares. Todas tienen el mismo objetivo y el desdichado acaba en la “friendzone” de la chica que le gusta.



Lo peor de todo el asunto es que el nuevo inquilino permanente de ese oscuro lugar es, en casi todos los casos, mucho mejor candidato para una relación estable que cualquiera de los que se busca la chica en cuestión. Es el que la escucha, quien comparte sus penas, quien siempre le da los mejores consejos, el apoyo o soporte cuando lo necesita (a todo nivel, emocional, afectivo, intelectual e incluso económico si se da el caso); el friendzoneado es aquel que siempre tiene una palabra amable para ella, algún halago, un “buenos días” un “¿te llevo algo de comer?” un “Buenas noches, que duermas bien”; aquel que siempre recuerda las fechas importantes, quien les dedica canciones o imágenes. Muchas mujeres declaran, en persona y en redes sociales, que perderían la cabeza por un hombre así… ¡¡Jajajajajajajajajaja!! ¡¡ABRE LOS OJOS!! Siempre lo tienen, pero “sólo como amigo”.  Pero ellas allí, detrás de un miserable desgraciado que sólo las usa como mejor le parece, que las trata como basura, que las pone por el suelo y se jacta de ello. ¡¡Increíble!!

Ser Jorah Mormont, uno de los reyes de la friendzone.

Por otro lado, también están las mujeres que con sus “amigos” disfrazan otras intenciones. Esa sería la otra cara de la moneda, la cual revela una gran hipocresía de ALGUNAS féminas. Atención a la palabra ALGUNAS, no son todas, ni siquiera son la mayoría. Con el pretexto de un “amigo inofensivo”, aquel que supuestamente sabe hasta el color de la ropa interior que traen puesta ese día, terminan teniendo algo con el “amigo” a escondidas, engañando a su actual novio, pareja, peor-es-nada, entre otros eufemismos que se usan. Esta es otra razón más para creer que la amistad entre hombre y mujer es como un taquión, una partícula elemental que existe en TEORÍA, pero que no ha podido comprobarse su existencia en la realidad que vivimos. La mayor ironía de este último punto es el hecho de que en una relación, a la mujer le disgusta mucho cualquier “amiga” que pueda tener el chico; eso se vuelve materia prima para toda clase de discusiones, problemas, celos e inseguridades, mientras que el chico sí debe y está en la obligación de aceptar CUALQUIER CANTIDAD de “amigos” de sexo masculino que ella haya tenido antes de comenzar la relación o que consiga una vez estando en ella. De acuerdo a lo que piensa esa hipotética fémina, su “amigo” la respeta, nunca ha propasado con ella, ni lo hará en el futuro, nunca le ha hecho (ni le haría) proposiciones indecorosas y sabe que por ser su “AMIGO” ella nunca va a querer nada con él, ni él con ella. ¡No tienen idea de cuantas relaciones he visto yo terminar y a los pocos días la chica anda de novia con su “mejor amigo”!

Severus Snape, el rey absoluto de la friendzone. Estuvo allí desde niño hasta
su trágica muerte. Y aún en ese momento le dijo a Harry: "Mírame"
¿Para qué? Para morir viendo los ojos de Lily Evans Potter, la mujer a quien amó toda su vida.

¿¿Amigo?? Como dicen acá, AMIGO EL RATÓN DEL QUESO Y SIEMPRE TERMINA COMIÉNDOSELO.