miércoles, 9 de diciembre de 2015

Los mejores episodios de los Simpsons que no transcurren en Springfield (Parte 1).

Un saludo a todos. Hoy quisiera hablarles de una de mis series favoritas de todos los tiempos: Los Simpsons. Y es que, habiendo transcurrido mi adolescencia en los años 90, fue inevitable la influencia de esta serie. El humor, los personajes, las situaciones planteadas, todo hacía que la hora que los transmitían, normalmente entre 5 y 6 de la tarde de lunes a viernes, fuera una cita obligatoria con la TV. Todavía aun la disfruto, sea en mi PC o en canal FOX desde las 8:30 de la noche hasta las 10. Pero sólo los capítulos de temporadas viejas. Los de las nuevas temporadas no me gustan nada. Apenas son un puñado de capítulos los que considero buenos.

Prácticamente uno de los “personajes” de la serie es la ciudad donde transcurren los eventos, Springfield. Una de las cosas que me disgusta mucho de las temporadas nuevas son los numerosos cambios que le han hecho a esta ciudad entrañable, que ha mutado de forma totalmente irreconocible para aquellos que crecimos viéndola en sus comienzos. Pero precisamente, el post que planteo hoy presentará un alejamiento de esa ciudad. En cada temporada existe al menos un episodio donde Los Simpsons o algunos miembros de la familia se van fuera de la ciudad y les pasan las cosas más dispares que se pueden imaginar. Propongo nombrar, en orden cronológico, los mejores capítulos donde la acción o parte de ella se traslada fuera de Springfield, no incluyendo los especiales de Halloween. Sin más, aquí se los dejo:

Intercambio Cultural (Temporada 1, capítulo 11, llamado en España “Viva la Vendimia”, nombre original The Crepes of Wrath):

Este episodio fue calificado por IGN como el mejor de la temporada 1. Luego de causar un accidente a su padre y de colmar la paciencia del director Skinner, Bart es enviado a Francia a estudiar por 3 meses, como estudiante de intercambio. Al llegar allá es explotado por dos rufianes que lo hacen trabajar más que un burro. De hecho, es el relevo del burro usado por los campesinos, que podrá descansar ahora. Al final, Bart logra hacer que las autoridades les den su merecido y se da cuenta de que puede hablar francés. La trama secundaria involucra a un niño de intercambio que recibe la familia Simpson, el cual viene de Albania y es un espía trata de robar los secretos de la energía nuclear para enviarlos a su país. La situación de Bart en Francia, así como su regreso a Springfield son algunas de las partes más conmovedoras del capítulo.

Bart leyendo una carta de Marge


Bart regresa a Springfield


¿Dónde estás hermano mío? (Temporada 2, Capítulo 15, llamado en España “Tiene derecho a permanecer muerto”, nombre original Oh Brother, Where Art Thou?):

Homero se entera de que tiene un medio hermano y decide invitarlo a su casa. Pero este es multimillonario y exitoso y los invita a ellos a Detroit, ciudad donde reside y tiene su empresa de fabricación de autos. Homero y su hermano Herbert Powell congenian bastante bien y la familia se queda un tiempo con él en su mansión. Herbert incluso coloca a Homero al frente del diseño de un nuevo automóvil. Por supuesto, Homero siendo Homero, lo arruina todo con su visión infantil de un auto futurista y lleva a la compañía de su hermano a la quiebra. El episodio finaliza con el hermano de Homero declarándole su odio y con Lisa reflexionando sobre como “Su vida era un éxito total hasta enterarse de que también él era un Simpson."

El encuentro de Homero y su hermano Herbert


El horrible auto diseñado por Homero


Mención especial: El patriotismo de Lisa (Temporada 3, capítulo 2, llamado en España llamado La familia va a Washington, nombre original: Mr. Lisa goes to Washington)
Este episodio no es de mis favoritos, pero es bastante bueno si se consideran los de temporadas recientes. Acá la familia viaja a Washinton a un concurso de ensayos en el cual participará Lisa. Mientras Bart y Homero se aprovechan de que el viaje tiene todo pago, Lisa, recorriendo la ciudad en busca de inspiración, se da en las narices con la corrupción del diputado de Springfield y se decepciona. Su pérdida de confianza en la democracia hace que las autoridades reaccionen y el diputado es arrestado. Aunque no gana el premio, por haber cambiado su ensayo, ella recupera su confianza en el gobierno. El episodio no me gusta tanto como otros precisamente por estar ambientado en Washinton, ciudad que, tanto en series como en películas, la veo completamente apática, desganada y sin alma.

Lisa rompe su ensayo al darse cuenta de la corrupción en el gobierno


Kampo Krusty (Temporada 4, episodio 1, titulado Kampamento Krusty en España y Kamp Krusty en idioma original):

Al final del año escolar, Bart y Lisa pasarán el verano en un campamento creado por Krusty el payaso, donde todo es diversión. Por supuesto, la realidad es muy distinta. Los asistentes al campamentos son atormentados por los bravucones y explotados por el administrador, que los hace trabajar como si estuvieran en un campo de concentración nazi. Bart se mantiene con la esperanza de que Krusty  llegará al campamento algún día, pero cuando esto no sucede, se rebela y se adueña del campo, expulsando a los encargados. Krusty finalmente se apersona en el campamento y aunque al inicio es tomado como falso, los chicos se dan cuenta que es el verdadero Krusty y este, para compensarlos, los invita a Tijuana, México. Como historia secundaria, podemos ver lo bien que lo pasan Marge y Homero en su casa sin los niños, donde incluso Homero ha recuperado cabello y perdido algo de peso, cosa que se va completamente al traste cuando se da cuenta de que Bart es el líder de la revuelta en el campamento.

Los padres celebran cuando los hijos se van al campamento


Bart aferrandose a la esperanza de que Krusty llegará al campamento

Krusty llega al campamento



Bueno, hasta aquí por hoy. Luego estaré hablando sobre otros episodios que sigan esta temática.

viernes, 4 de diciembre de 2015

Los Profundos, de James Wade (Capítulos 1 y 2).


Un saludo a todos. Hoy les quiero traer un relato escrito por el autor James Wade, titulado Los Profundos. Esta historia la leí por primera vez en un libro de Relatos de los Mitos de Cthulhu, volumen 3 de Brugera editorial. Me pareció uno de los más interesantes del compilatorio, porque presenta una visión diferente y al mismo tiempo cercana a estas criaturas. Sin más, acá les dejo los 2 primeros capítulos.

Los profundos
James Wade

Aún no se ha creado nada más divino que los delfines; pues, efectivamente, en otro tiempo fueron hombres, y vivían en ciudades junto a los mortales,

OPPIAN, Halieutica (año 200)

I

No había visto al doctor Frederick Wilhelm antes de entrar a trabajar en el Instituto de Estudios Zoológicos, situado en una ensenada remota de la costa de California, unos kilómetros al norte de San Simeón y Piedras Blancas, no lejos de la zona del Gran Sur; pero, naturalmente, había oído algo sobre sus estudios. Los suplementos dominicales hablaron de Wilhelm hacía unos años, lo que era natural: ¿qué tema más potencialmente sensacional podía obtener un periodista, que la idea de que el hombre compartía la tierra con otra especie más antigua, y quizá más inteligente, una especie no tenida en cuenta e incluso ignorada por la moderna ciencia, pero con la cual podría llegarse a establecer comunicación algún día?

No se trataba de un tópico gastado como el de los platillos volantes, el espiritismo o los gnomos escondidos bajo las colinas, naturalmente. El tema de Wilhelm era el delfín, ese mamífero de océano, avistado hacía siglos por los marineros supersticiosos y transformado en mitos de sirenas, y en toda clase de razas legendarias de fabulosos moradores del mar. Ahora, al parecer, las supersticiones podían no estar demasiado equivocadas.

Las pruebas preliminares habían demostrado hacía tiempo que nuestros lejanos primos oceánicos albergaban un alto grado de inteligencia pura y potencial para la comunicación, insospechada a causa de su hábitat acuático y su falta de manos u otros aparatos prensiles capaces de producir artefactos. Las investigaciones de Wilhelm no eran las primeras, pero sus especulaciones parecían ciertamente las más atrevidas, y había manifestado su preocupación en una serie de conferencias, recabando fondos tanto del gobierno como de fundaciones privadas para construir el instituto hacia el que me dirigía yo en un jeep alquilado por carreteras llenas de surcos y arena, y junto a un Pacífico verde, en una luminosa tarde de abril, hace un año.

Aunque había oído hablar de Frederick Wilhelm y de su instituto, no estaba seguro de cómo y qué sabía él de mí. En cierto sentido, era comprensible que mi campo, la percepción extrasensorial y la telepatía, pudiese relacionarse con su trabajo; pero sus cartas iniciales y sus cablegramas no habían indicado detalle alguno sobre lo que esperaba de mi colaboración. Sus mensajes, efectivamente, me habían parecido eufóricos y evasivos, limitándome a descripciones grandilocuentes sobre sus proyectos fundamentales y ayudas, además de los detalles acerca de los aspectos financieros de nuestra asociación.

Quiero admitir que la cantidad de dinero que el doctor Wilhelm me ofreció fue un poderoso factor para que yo aceptase un trabajo cuya exacta naturaleza seguía poco clara. Como coordinador de investigación de una pequeña fundación oriental dedicada a los estudios de parapsicología, dependiente del grupo de Rhine en Duke, estaba harto de presupuestos raquíticos y sueldos famélicos. La oferta de Wilhelm había llegado como una oportunidad de oro en más de un aspecto, así que no perdí mucho tiempo en hacer mis maletas y emprender viaje a la radiante California.

En realidad, el lugar donde Wilhelm llevaba a cabo los experimentos me produjo más vacilación que ningún otro de los dudosos aspectos de su oferta. Confieso que siempre he sentido antipatía hacia California, a pesar del poco tiempo que recuerdo haber estado allí. Quizá he leído demasiadas obras de mordaces autores satíricos al estilo de Waugh y Nathanael West, pero a mí siempre me ha parecido algo decadente y hasta siniestro este autoalabado paraíso del Pacífico.

Mi impresión no quedó mitigada con mi llegada por vía aérea a la arenosa y galvánica ciudad de Los Angeles, ni con el paseo por el pequeño parque de la parte baja de la ciudad donde se reúnen los homosexuales, drogadictos y fanáticos de todas clases bajo las hinchadas y retorcidas palmeras, como suelen hacer tantísimos enfermos del manicomio del doctor Caligari. Para algunos, las almenadas murallas góticas o las contracorrientes de Nueva Inglaterra representan el súmmum del horror y ruina espirituales; para mí, la iluminada y chillona depravación de Los Angeles colmaba la medida. Como observó una vez el actor Fred Allen, California es un gran lugar si uno es una naranja. Este y otros muchos pensamientos giraban en mi cabeza mientras conducía mi jeep por el abrupto camino que, como había asegurado el jovial agente que me había alquilado el coche en San Simeón, me llevaría infaliblemente al Instituto de Estudios Zoológicos.

-La carretera no conduce a ningún otro sitio -me había informado, muy amablemente-. Después de girar a la izquierda, pasado el primer puesto de jugo de naranja..., ya sabe, ese quiosco que tiene la forma de una naranja muy grande. Siga por ahí, y que no le paren los hippies ni las mareas, hasta que termine la carretera.»)

Al mirar en torno mío, un poco nervioso, pude ver a mi izquierda una especie de campamento de tiendas de un blanco descolorido, y oscuras figuras veloces junto a la ondeante franja de olas del borde de la playa. ¿Eran los hippies a los que se había referido mi guía, esos seres burlones que se reían de todo en la periferia de nuestra sociedad, denigrando y mofándose de todos los esquemas y valores de tres mil años de civilización? ¿O me había tomado el pelo, y no eran más que un montón de jóvenes de clase media pasando una tarde en la playa y disfrutando del sol, la arena y el sexo, como una tregua en el desgastador agobio de nuestra sociedad dudosamente opulenta?

Andaban estos vulgares y pueriles pensamientos dando vueltas en mi cabeza, cuando súbitamente, la borrosa carretera describió una curva cerrada por encima de un rasante y me lancé repentina y sobrecogedoramente (como en un zoom cinematográfico) hacia lo que no podía ser otra cosa que el Instituto de Estudios Zoológicos.


II

-¿Qué sabe usted realmente de los delfines, o marsopas, como se los suele llamar a veces? -me preguntó el doctor Frederick Wilhelm, con sus ojos invisibles detrás de espesos lentes que reflejaban la luz filtrada de unos globos, bajo las doradas pantallas de su afelpado despacho.
Acabábamos de sentarnos a tomar un cóctel, hábilmente preparado por el propio Wilhelm, tras una rápida visita al Instituto, guiado por su director, inmediatamente después de acoger mi llegada en jeep.

Wilhelm había estado cordial y casi obsequioso, aunque me había parecido un poco raro por su parte que me hiciese recorrer las instalaciones sin darme tiempo siquiera a dejar el equipaje en mi apartamento y refrescarme un poco después del largo viaje. Lo atribuí a la vanidad de un pionero de la ciencia que se había hecho a sí mismo y se encontraba en la última etapa de sus investigaciones.

La impresión que saqué tras la rápida visita fue superficial y un poco precipitada: los largos, bajos edificios revocados de blanco que se extendían por la línea de la costa parecían más atiborrados de equipos sonoros, luminosos, fotográficos y de grabación, así como de otros menos identificables, de lo que se necesitaría para estudiar la lista entera de pasajeros del arca de Noé, así que no digamos ya una subespecie secundaria de mamíferos marinos.

No obstante, no había nada raro en el propio Wilhelm; era un pingüino grande, arrugado y gris en forma de hombre; se movía y hablaba con el conmovedor entusiasmo del escolar que acaba de descubrir que existe una cosa que se llama ciencia. Mientras me llevaba presurosamente de laboratorio en laboratorio con la lengua fuera, me explicó:

-Mañana veremos los estanques de delfines. Josephine, mi ayudante de investigación, Josephine Gilman, está trabajando allí ahora; se reunirá más tarde con nosotros a tomar unas copas y cenar.

Como había sabido a través de la correspondencia con el doctor Wilhelm, su personal directivo (que con mi llegada totalizaba el número de tres, contándole a él también) tenía su residencia en el Instituto, mientras que la docena o así de técnicos y ayudantes de laboratorio empleados aquí tenían que hacer todos los días el viaje de ida y vuelta a San Simeón en un microbús «Volkswagen».

Mientras estaba sentado en la penumbra del despacho suntuosamente decorado, ante un martini corrosivamente tentador, oí alejarse el microbús, y comprendí que me encontraba a solas en el extenso complejo de edificios con su director y la inimaginable Josephine Gilman.

-¿Qué sabe usted realmente acerca de los delfines? -estaba diciendo Wilhelm.

-Lo que sabe un profano -contesté con franqueza, casi sin darme cuenta-. Sé que esta investigación comenzó en la década de 1950, que se dijo que el tamaño del cerebro del delfín y las adaptaciones especializadas hacían probable un alto grado de inteligencia, y que estaba dotado de un equipamiento sensorial que sugería una posibilidad de comunicación con el hombre. Que yo sepa, hasta la fecha no se ha llegado a nada concluyente, a pesar de los innumerables esfuerzos. Compré los libros del doctor Lilly sobre sus investigaciones en las Islas Vírgenes, pero todo esto ha sucedido tan de prisa que no he tenido tiempo de leerlos todos, aunque los he traído conmigo, en la maleta.

-No se moleste en leerlos -interrumpió el doctor Wilhelm, volviendo a llenar mi vaso de una coctelera de cristal con el clásico dibujo grabado de un niño cabalgando sobre un delfín-yo puedo mostrarle aquí cosas que Lilly no habría soñado jamás.

-Pero el gran misterio para mí -tuve la temeridad de manifestar-es por qué estoy aquí. ¿Acaso quiere que hipnotice a sus delfines, o que lea sus pensamientos?

-No exactamente - contestó Wilhelm-. Al menos, no en la presente etapa. Lo que realmente me propongo es que usted empiece por hipnotizar a un ser humano, para ver si esa persona puede hacerse más sensible a las pautas de pensamiento del animal.
»Hemos trabajado mucho, siguiendo las directrices de Lilly, grabando y analizando los sonidos que emiten esas bestias, tanto bajo el agua como en el aire: chasquidos, balidos, silbidos, una amplia gama de sonidos... algunos de ellos por encima del espectro sonoro audible del ser humano. Hemos registrado estos sonidos, los hemos codificado y los hemos introducido en los ordenadores, pero no nos han proporcionado ninguna pauta de lenguaje, aparte de ciertas señales muy evidentes de dolor, angustia, apareamiento... señales que emiten muchas clases de animales, pero que no podemos calificar de lenguaje real. Y aunque los delfines imitan la voz humana, a veces con sorprendente claridad, por lo general parece un parloteo vacío, sin comprensión real.
»Al mismo tiempo, sin embargo, nuestros encefalogramas muestran en los cerebros del delfín pautas de emisión eléctrica similares a las que se registran durante el habla humana, y en partes del cerebro análogas a nuestros centros de lenguaje... todo esto, sin existir vocalización de ningún género, ni subsónica ni suprasónica, ni en el medio aéreo ni en el medio acuático.
»Esto nos lleva a la teoría de que el medio básico de comunicación del delfín puede ser telepático, y a la convicción de que no podemos entrar en contacto con ellos de ningún otro modo.

Yo me sentía algo desconcertado.

-¿Cuenta usted entre su personal con un sujeto experimentado que sea telepáticamente sensible, o va a contratar a una persona así? -pregunté.

-Mucho mejor que eso -exclamó el doctor Wilhelm triunfal, dándose ligeros tirones de los lentes, con énfasis-. Tenemos a una persona sensible y familiarizada con los animales desde hace muchos meses, alguien que sabe cómo piensan, sienten y reaccionan los delfines; alguien que ha vivido con los delfines tan cerca que casi podría ser aceptada entre ellos como un delfín más.

-Se refiere a mí, señor Dorn. -En la puerta que comunicaba con el oscuro vestíbulo apareció suavemente la pequeña figura de una mujer.






miércoles, 25 de noviembre de 2015

Reseña de El Wendigo, de Algernon Blackwood

Hoy les dejo por acá la reseña de un relato corto que leí: El Wendigo, por Algernon Blackwood.


Portada de la edición digital del libro.

 Sinopsis:

El Wendigo (también conocido como windigo, windibum o witiko) es una criatura o espíritu propio de la mitología de los indios algonquinos y otros grupos afines culturalmente, que se supone habitaría en los bosques más septentrionales y profundos del continente americano. Aparentemente es una personificación de la llamada atávica —y la fascinación rayana en la locura— que los bosques profundos y la naturaleza más salvaje provoca en los hombres y, en su faceta más oscura, un mito para explicar la bestia en la que se puede convertir un ser humano cuando hace caso de dicha llamada.

Sobre el autor, Algernon Blackwood:



Nció en Shooter's Hill (una localidad que forma hoy parte de Londres, pero pertenecía entonces a Kent). A lo largo de su vida, desempeñó oficios muy variados en Norteamérica: granjero en Canadá, encargado de un hotel, minero en Alaska, reportero en Nueva York. De vuelta a Inglaterra, comenzó a escribir relatos de terror, con gran éxito. Como a otros escritores británicos del género, se le relaciona con la Golden Dawn, organización secreta cuyas enseñanzas pueden haber influido en la peculiar atmósfera mágica de sus cuentos.
Publicó diez libros de historias cortas y a menudo participó en radio y televisión como lector de las mismas. Escribió también catorce novelas, la mayor parte de las cuales quedaron inéditas. Amaba apasionadamente la naturaleza, y muchas de sus historias dan fe de ello.
Aunque Blackwood escribió varias historias terroríficas, generalmente su obra busca provocar asombro, más que horror. Sus mejores historias son un prodigio de construcción, ambiente y sugerencia.


Si alguna vez hacen una película sobre su vida, J.K. Simmons debería interpretarlo



Reseña:


   Excelente relato, con una gran ambientación. Algernon Blackwood nos hace trasladarnos a un bosque perdido en medio de un lago, de la mano de algunos nativos como guías. Pero en estos parajes habita algo que sólo mencionarlo provoca terror en los guías del grupo: Un ser conocido sólo como el wendigo, cuya apariencia va más allá de toda descripción y que se revela primordialmente por un olor muy particular y desagradable.

   La historia hace que el lector se involucre rápidamente en la piel de sus protagonistas y aunque ofrece algunas anticipaciones en su narrativa, el final tiene un giro inesperado que es magnífico. Considero que es ideal para leer a altas horas de la noche, a la luz de una lámpara a fin de tener una mejor atmosfera y experimentar la tensión que ofrece este ejemplar.


   Genial ejemplo de cómo lograr un relato inquietante y asombroso al mismo tiempo. Blackwood era un maestro del terror que ha inspirado a muchos otros escritores actuales. 

    Acá dejo algunos pasajes del libro:

"Un profundo silencio descendió sobre el pequeño campamento, tan atrevidamente instalado ante las mismas fauces de la selva. El lago brillaba como una lámina de cristal negro bajo las estrellas. Picaba el aire frío. En las brisas nocturnas que surgían silenciosas de las profundidades del bosque, con mensajes de lejanas cordilleras y de lagos que comenzaban a helar, flotaban ya unos perfumes fríos y desmayados que anunciaban la llegada del invierno. El hombre blanco, con su olfato embotado, jamás habría podido adivinarlos; la fragancia del fuego de leña le habría ocultado, en un centenar de millas a la redonda, la viveza de ese olor a musgo, a corteza de árbol y a marisma seca."




"Défago se volvió bruscamente. El color lívido de su rostro se había convertido en un gris repugnante.

—Yo no he dicho que he oído... o he olido nada —dijo despacioso y enfático, con voz singularmente alterada—. Sólo quería echar una mirada alrededor... por así decir. Se precipita usted preguntando; por eso se equivoca."

En este pasaje hablan sobre el olor que deja la criatura:

"No eran únicamente los sentidos de la vista y el oído los que denunciaban cosas extrañas a la razón, ya que mientras el guía gritaba y corría, pudo captar él un olor extraño y acre que había invadido el interior de la tienda. Y parece que fue en ese preciso momento, despabilado por el olor atosigante, cuando recobró el ánimo, se puso en pie de un salto y salió de la tienda."

Otra descripción donde hay una manifestación del sentir de uno de los personajes:


 "En aquel momento aquélla le parecía la experiencia más aniquiladora del mundo. Se le había quedado el corazón vacío de todo sentimiento, tal como si se le hubiera secado.

—¡Ah! ¡Qué altura abrasadora! ¡Ah, mis pies de fuego! ¡Mis pies candentes! —oyó que imploraba la angustiada voz del guía, con un acento de súplica indescriptible. Después, el silencio volvió a reinar entre los árboles."

Y esto ya es cerca del final:

"Habían presenciado algo aterrador que había logrado sobrevivir a la evolución de la humanidad, pero que aún se mostraba como una forma de vida monstruosa e inmadura. Para él, era como si se hubieran asomado a edades prehistóricas en que las supersticiones, rudimentarias y toscas, oprimían aún los corazones de los hombres, en que las fuerzas de la naturaleza eran indomables y no se habían dispersado los Poderes que atormentaban el universo."



Esta ilustración venía en la edición digital que leí del libro.

Otra ilustración, mucho mejor y más detallada que la anterior.
   Una lectura breve y sin embargo, muy bien ambientada, que genera suspenso a un nivel excepcional. 5 estrellas (en base a 5).



lunes, 23 de noviembre de 2015

Reseña de Lo poco que se del misterio.


Sinopsis del libro:

Poltergeist, casas encantadas, ouija, precognición, criptozoología, enigmas históricos, sicofonías, ECM... ¿Qué hay de cierto en todo lo que nos cuentan?

¿Hasta qué punto es posible para una persona cualquiera, aficionada a estos temas, investigarlos?

Desde Rumanía siguiendo los pasos de la leyenda de Vlad Tepes y los vampiros, hasta surcar las aguas del lago Ness, pasando por Las Caras de Bélmez, acompaña al autor en un viaje insólito en el espacio y la mente para intentar descubrir qué hay de cierto en algunos enigmas clásicos y en otros menos conocidos pero igual de sorprendentes.

En su nuevo libro R. R. López analiza de forma amena y desenfadada pero aportando datos diversos, fotografías y enlaces a material audiovisual, sus propias vivencias e investigaciones en estos parajes a la búsqueda de lo imposible.

Descubre el misterio como nunca te lo habían contado.

Sobre el autor:

A diferencia de otras veces, no escribiré algo respecto al autor, pues ya se ha hecho. Acá les dejo los enlaces:

Historias que no contaría a mi madre.

Entrevista a R.R. López, por Elwin Álvarez en El Cubil del Cíclope

Colaboración en La Cueva del Lobo, el blog de Vladimir Vasquez

Mi opinión y reseña:

Cinco estrellas (de cinco posibles) y dos palabras: ¡¡Magnífica lectura!! Acompañando a su autor R.R. López por algunas de las localizaciones más significativas de Europa, nos transporta a una serie de viajes para comprobar hasta qué punto una persona común es capaz de investigar y ahondar en diferentes misterios conocidos. Viajando desde Rumania, con cita obligatoria en Transilvania, hasta el Lago Ness en Escocia, el autor nos relata sus vivencias, peripecias, aventuras y desmadres, aderezándolo todo con muy buen humor y un estilo impecable. 

La mayoría de lo tratado en el libro abarca los fenómenos paranormales: Experiencias cercanas a la muerte, el monstruo del lago Ness, la Ouija, fantasmas, poltergeists, entre otros. También nos presenta algunos fenómenos de tipo “conspiranoia”, como los chemtrails o el fraude del planeta Marduk. Todo esto el autor lo hace desde su punto de vista personal y a pesar de ello, nos ofrece una visión objetiva del asunto abordado en el capítulo, siempre haciendo el esfuerzo por comprobar los dos lados del asunto, el escéptico y el de los creyentes. Por supuesto, no puede faltar el humor caustico e irreverente, a veces planteado por la misma situación. Un ejemplo es, en el viaje a Rumania, las situaciones en las que debían disfrazarse o el supuesto clérigo (ordenado o sólo impuesto como medio de explotar a los turistas) que se dice que ha sacado a palos de la tumba de Vlad Tepes a más de uno por irrespetuoso, o la breve y jocosa entrevista con un guardia de seguridad de una obra donde, de acuerdo a los obreros que laboraban allí, se habían observado algunos fenómenos extraños. 

Localización: Tumba de Vlad Tepes, en Rumania.
Capítulo 2: El clérigo malvado.
 "Frente a nosotros se coloca el cura, de gesto serio. Saca una vara y comienza a largar en su idioma, que a nuestros oídos suena como un parloteo incesante. El Guía va traduciendo en inglés, muy bajito, para no romper la solemnidad del lugar. Que mala suerte que cuando el cura alza el palo para golpear la foto a la que se refiere se le levanta un poco la túnica y vemos que debajo va en vaqueros.
Parece un vagabundo loco disfrazado de cura ortodoxo.
Aquello comienza a ser absurdo. Ante el peligro de descojone, con el consiguiente riesgo de que el tío nos corra a varazos, más de uno opta por subirse la bufanda para tapar la sonrisa. Esperemos que la expresión de cachondeo en los ojos no nos traicione."


Localización: Calle San Luis, Sevilla.
Capítulo 6: Los Fantasmas de la Calle San Luis.
"Tras superar la vergüenza inicial, me decidí a interrogar a aquel testigo potencial desencadenando la que, de seguro, es una de las investigaciones más bochornosas y chapuceras de la Ishtoriah del misterio, con una valla de obra de por medio.
Y que, dicho sea de paso, justifica por qué esta sección del blog se llama Lo poco que sé del misterio.
Servidor: —Buenas noches
Guardia: —Buenas noches
Servidor: —Disculpe, ¿le puedo hacer una pregunta?
Guardia (con cara de “a ver qué coño quiere el flipao este a estas horas”):  —¿Sí?
Servidor: —¿Usted lleva mucho tiempo trabajando aquí?
Guardia: —Sí.
Servidor: —Y… eeehhhh…. ¿haaaa…¿ ha vistoooo…¿havistoalgunavezfenómenosextraños?
Guardia: —No, yo no he visto nada raro."

Casi todo este libro fue escrito por el autor como artículos para su blog, que pueden hallar acá:http://historiasquenocontariaamimadre.... Aun así, los últimos capítulos sólo se encuentran disponibles en las ediciones del libro, sea digital o físico, lo cual le da un valor agregado. Además, la edición digital del libro está llena de enlaces a fuentes y referencias sobre el tema tratado, así como videos y fotografías que también se encuentran en el blog. Esto refleja la gran dedicación que R.R. López le hizo a este proyecto y demuestra, dicho sea de paso, que no es precisamente poco lo que sabe del misterio, ni de la forma de investigarlo. En conclusión, puedo afirmar que es un gran trabajo, una perspectiva fresca ideal para aquellos a quienes nos gustan estos temas. 







miércoles, 18 de noviembre de 2015

Como criaría yo a una hipotética hija.

Antes que nada, quiero aclarar algo: No tengo hijos aún.  Este post es una reflexión hipotética basándome en las cosas que me gustaría fomentar o desarrollar en una hija, si llego a tenerla algún día.

1. Nada de muñecas o al menos no en exceso: ¿Y eso por qué? Yo creo que este tipo de juguetes no aporta mucho a su desarrollo intelectual. Dicen que desarrolla el instinto maternal, pero también creo que fomentan la superficialidad y otros rasgos negativos. Yo le regalaría a mi hija, en sus primeros años, juguetes didácticos, como rompecabezas o legos (quizás duplo), que estimulen su capacidad mental y su imaginación. Por supuesto, jugaría con ella y le iría enseñando todo aquello que necesite.

Ejemplo de juguete constructivo. Nunca mejor dicho.




2. Evitaría, como la peste, el color rosado: Quizás es una manía mía, pero eso de asociar a las niñas con el color rosa es una tontería. He sabido de mujeres ya adultas que todo lo tienen que tener rosado o sus variantes. Esto es una fijación que seguramente, de forma inconsciente, se hace desde la infancia. Habiendo una gama tan amplia en el espectro cromático, ¿es necesario aleccionar a las niñas a usar sólo el color rosado o a tenerlo como su color favorito?

Para "Rosa" ya está la pantera.

3. No hay preguntas estúpidas: Siempre que me pregunte algo, le respondería de forma que ella pudiera encontrar por si misma la respuesta. 2+2 = 4, simple (tomo sus manitas y le hago contar sus propios dedos). ¿Cuantas estrellas hay en el cielo? Miles, multiplicadas por millones y con eso apenas nos estamos acercando. ¿Por qué la luna brilla? Porque en el espacio, la luna es parecida a un espejo (le enseñaría un espejo en ese momento, reflejando la luz en una pared) que refleja la luz del sol. ¿Tu me quieres, papi? Si, mi amor ¿cuanto? Tanto como la cantidad de estrellas en el cielo...



4. Estaría muy atento a lo que ve en la televisión. Nada de teletubbies, Barney o programas similares que pudren el cerebro. Ya de más grande, le hablaría de lo dañinas que son las telenovelas, de cómo nada bueno sale de eso, así como esos programas de polémicas tan infames y destructivos que existen (Caso Cerrado, Laura, entre muchos otros). Ya para entonces, quizás tenga suficiente criterio como para saber que esas cosas son bazofia.
Por supuesto, esta no sería la imagen mía como padre ideal, pero el mensaje es lo que cuenta. Je je je

5. Libros, libros y más libros: Pasando por el proceso de enseñarle a leer pronto, me gustaría que ella tuviera libros, comenzando con los infantiles y luego, al tener más edad, clásicos de la literatura o incluso literatura moderna de calidad. Por supuesto, acá quedan fuera cosas como Crepúsculo o similares. Ya luego, si ella, entrando en la edad adulta decide leer estas cosas, no creo que pase de las primeras páginas, pues podrá darse cuenta de que no sirven a nivel literario. Por supuesto, esto incrementaría su léxico de una forma increíble.

Esto si que es un buen uso para una casa de Muñecas. E. Ibsen lo aprobaría.
6. Videojuegos: Oh si, por favor. Fomentaría su interés en los videojuegos e incluso quizás, una vez que ronde los 11-13 años, en juegos que estén en otro idioma (inglés, preferiblemente), para que así pueda aprender no sólo el juego, sino también otro lenguaje. Los videojuegos ayudan a desarrollar destrezas físicas y mentales. Quizás hasta le daría un paseo por algunos de los comentados acá. En la actualidad hay muchos para elegir, en cuanto a temas y géneros.

Esta expresión de felicidad es impagable...


7. Historia universal, historia nacional, geografía, matemática y ciencias: ¡Definitivamente! Para esto, me ayudaría con los mismos juegos y con los libros. Motivarla desde temprana edad en cada una de estas ramas del saber hará (supongo), que al momento de aprender estas cosas en la escuela no se le haga tan difícil, ni mucho menos tedioso. Fomentaría su espíritu crítico, instándola siempre a buscar el porqué de las cosas, así como un escepticismo razonable. Le hablaría de la Fé y de Dios, pero le permitiría elegir que creer o buscar en este aspecto.

¿Castigo? No lo creo...

8. Música: Al principio, piezas de música clásica, así como canciones de distintos artistas y géneros: Rock, pop, grunge, incluso en distintos idiomas y ayudándole a aprender la letra o el significado de alguna en particular.  




9. La enseñaría a amar y disfrutar los pequeños detalles: Un paseo en el parque, el cariño de una mascota, el azul del cielo, la lluvia, una puesta de sol, una caminata en la arena de la playa, un buen libro, una buena canción o pieza de música. Si desde pequeña aprecia y atesora estas cosas, no le faltarán, ya de adulta, motivos para ser feliz, sin necesidad de hacerla depender de otras personas o de posesiones materiales.



Todo esto no es más que una reflexión, una teoría. Tal vez hay mucho que se me pase por alto, tal vez cuando llegue el momento tenga una opinión distinta de las cosas. El tiempo lo dirá si esto quedará sólo acá o si se podrá llevar a la práctica. Y claro, si se aplica, aun no tendré garantías del resultado.


lunes, 9 de noviembre de 2015

Reseña de Cosmos



Sinopsis:

La época actual es una encrucijada histórica para nuestra civilización y quizás para nuestra especie. Sea cual fuere el camino que sigamos, nuestro destino está ligado indisolublemente a la ciencia. Es esencial para nuestra simple supervivencia que comprendamos la ciencia. Además la ciencia es una delicia; la evolución nos ha hecho de modo tal que el hecho de comprender nos da placer porque quien comprende tiene posibilidades mayores de sobrevivir. La serie de televisión Cosmos y este libro son un intento ilusionado para difundir algunas de las ideas, métodos y alegrías de la ciencia. Carl Sagan.

Sobre el autor:



Carl Sagan nació un 9 de noviembre de 1934, en Nueva York. Realizó sus estudios preparatorios en la Radway High School en New Jersey. A los 20 años se graduó como físico puro y poco después obtiene su doctorado en Astronomía y Astrofísica. Apareció en la comunidad científica como un joven, cuyas conjeturas fascinaban y a su vez amenazaban lo establecido.

Participó activamente en el proyecto Mariner 4, primera sonda en llegar a Marte, en junio de 1965. Su trabajo en la NASA lo combinó como profesor en la Universidad de Harvard. Carl comenzó a colaborar con el científico soviético I. S. Shklovski para debatir científicamente la búsqueda de vida extraterrestre. Estos debates se publicaron en el libro "OVNIS: Un Debate Científico". Sin embargo la conservadora universidad de Harvard no aprobaba estas actividades y le negaron la renovación de su contrato.

Pasó entonces a la Universidad de Cornell en Ithaca, Nueva York. Se convirtió en el director del Laboratorio de Ciencias Espaciales en Cornell, puesto que junto con sus clases en dicha universidad, ocupó por el resto de su vida. En Cornell realizó numerosos experimentos acerca del origen de la vida y confirmó que las moléculas orgánicas base de la vida pueden reproducirse bajo condiciones controladas en el laboratorio.

Participó activamente en el proyecto Apolo 11 en 1969 y en la misión Mariner 9 a Marte, la cual estaba diseñada para orbitar el planeta y de las cuales se dedujo que alguna vez pudo albergar vida. Igualmente formó parte de los proyectos Pionneer y Voyager, sondas que, después de explorar los planetas más alejados del sistema solar, debían viajar indefinidamente por el universo. En cada una de estas naves Sagan incluyó un disco de oro con información acerca de la vida en la tierra, fotos, sonidos, saludos en distintas lenguas, y las ondas cerebrales de una mujer de la tierra (Ann Druyan, luego su esposa).

También fue por la insistencia de Sagan que las Voyager fotografiaron la Tierra desde las confines del sistema solar. Fue cofundador y presidente de la Sociedad Planetaria, la mayor organización con intereses espaciales en el mundo.

Criticó a las grandes potencias por producir armamento nuclear. Formó parte activa en la erradicación de los CFC y otros programas de protección ecológica. Fue cofundador del Comité Para la Investigación Escéptica de los Fenómenos Paranormales (CISCOP).

Mantuvo una oposición y crítica constante en contra de las pseudo-ciencias, En su libro El mundo y sus demonios, las critica dúramente, al igual que a las religiones. Estudió el origen de los organismos con los genetistas Hermann J. Muller y Joshua Lederberg. Trabajó como astrofísico en el Observatorio Astrofísico Smithsoniano desde 1962 hasta 1968.

Dedicó la mayor parte de su vida a divulgar las ciencias. Publicó numerosos libros y artículos en revistas y diarios. Su amplio conocimiento del cosmos hizo posible su explicación con palabras sencillas. Uno de sus primeros libros, Los Dragones del Edén, publicado en 1978, fue galardonado con un premio Pulitzer.

En 1979 tuvo la gran idea de utilizar el medio de comunicación más atrayente y masivo para divulgar la cosmología, la historia y la astronomía: la televisión. A través de ella llevó a miles de personas a un fascinante viaje por el universo en la serie "Cosmos" de la cual también se publico uno de sus más populares libros. La serie ganó 3 premios Emmy y un Peabody, y se convirtió en la serie científica de mayor éxito en toda la historia de la televisión.

Fue un científico de mente abierta, fascinado por las estrellas, y el misterio de la vida. Lideró proyectos como el SETI (Búsqueda de inteligencia extraterrestre). Tras diagnosticársele una enfermedad llamada mielodisplasia, comenzó una agonizante y fatal etapa en la vida de Sagan. Fue sometido en tres ocasiones a transplante de médula ósea y quimioterapia la última de ellas en 1995. En la madrugada del 20 de diciembre de 1996 murió a los 62 años, en Seattle, a causa de una Neumonía.

Mi opinión y reseña:

Este libro es magnífico. Puedo decir que llegó muy hondo en mi mente y mi entendimiento, así como en mi corazón. Planeado como complemento a la serie de televisión del mismo nombre transmitida en los años 80, creo que fue mucho más allá. Es un viaje tremendo hacia la grandeza del Cosmos, hacia lo inconmensurable, ya sea en las estrellas y galaxias y también hacia lo infinitesimalmente pequeño: los átomos que forman todas las cosas y también a nosotros. De la mano de Carl Sagan, recorremos un largo camino, por medio de la historia, pero también por la evolución de los seres vivos, conjeturas sobre su origen y también sobre su posible destino. Mucho hay en el libro de los deseos y anhelos de su autor, algunos de los cuales han seguido realizándose: exploración espacial, recientemente las naves que tomaron y transmitieron imágenes de Plutón, así como el actual descubrimiento de la NASA de la existencia de agua en Marte; mientras que otros no tanto: desarme nuclear, al cual muchas naciones aun colocan objeciones y buscan excusas para lograr lo opuesto, clima desestabilizado, un hecho que algunos países industrializados, por intereses mezquinos aun se empeñan en negar. El Dr. Sagan tenía unas grandes y positivas expectativas de los seres humanos y siento que todavía estamos a tiempo de lograr muchas de las enormes cosas que él imaginaba para nuestro futuro, nada distópico o apocalíptico, si seguíamos los pasos correctos.

Con 13 capítulos, cada uno llamado igual que su correspondiente en la serie de TV, su autor propone hacer que la ciencia llegue a todo mundo. No en vano es considerado el mayor divulgador científico del siglo XX. En sus palabras: cada episodio de la serie televisiva sigue con bastante fidelidad el correspondiente capítulo de esta obra; y me gusta imaginar que el placer proporcionado por una obra aumentará gracias a las referencias que da sobre la otra.. Los capítulos tratan temas distintos, pero se entrelazan unos con otros y que buscan llevar al lector a una comprensión exhaustiva de la grandeza del Cosmos, (EL COSMOS ES TODO LO QUE ES O LO QUE FUE O LO QUE SERÁ ALGUNA VEZ.”) las leyes de la Naturaleza y la física, la importancia de la exploración espacial, conceptos que muchos dicen comprender, como la Relatividad propuesta a comienzos del siglo XX por Albert Einstein, pero que en realidad sólo se conocen de manera superficial; y también nos lleva de paseo por las concepciones de diversas culturas sobre los orígenes del Universo e incluso la vida. Todo ello siempre sin menospreciar dichas culturas, aunque él (Carl Sagan) pudiera no estar de acuerdo con estos planteamientos, las abordaba con respeto. La intención del libro queda manifestada en su capítulo final: Hacernos caer en cuenta de lo lejos que nos ha llevado la ciencia y sus métodos y que podamos ver  que ella, al ser una herramienta, puede ser utilizada para bien o para mal. Esto depende enteramente de nosotros. En su actualización a la serie de TV, hecho 10 años después (en 1990), él se expresó de la siguiente manera (Actualización - Capítulo 13: ¿Quién habla en nombre de la Tierra?):

Mi mayor emoción al revivir esta aventura no ha sido sólo el haber completado con naves espaciales el reconocimiento preliminar del todo el sistema solar. Y no sólo el que hayamos descubierto estructuras asombrosas en el reino de las galaxias, sino especialmente que algunos de los audaces sueños de Cosmos sobre este mundo se están haciendo realidad. Desde el viaje inaugural de esta serie han sucedido cosas imposibles: los grandes muros que sostenían diferencias ideológicas insuperables se han desmoronado,  enemigos acérrimos se reconciliaron y comenzaron a trabajar conjuntamente. El imperativo de valorar la Tierra y proteger el entorno global que nos sustenta ha sido ampliamente aceptado. Y, finalmente, comenzamos el proceso de reducción del obsceno número de armas de destrucción masiva. Quizás, después de todo hemos decidido escoger la vida

En fin, un libro totalmente recomendable para aquellas personas que, sin ser científicos, desean aprender y, como yo, se encuentran en una perenne búsqueda de conocimientos.

Como se me ha hecho costumbre, subrayé (con la función del kindle), algunos pasajes del libro que me parecieron particularmente importantes. Acá se los dejo.

“La astronomía es una ciencia: el estudio del universo como tal. La astrología es una seudociencia: una pretensión, a falta de pruebas contundentes, de que los demás planetas influyen en nuestras vidas cotidianas. En tiempos de Tolomeo la distinción entre astronomía y astrología no era clara. Hoy sí lo es.”

En mi país y en estos tiempos, todavía existe gente que no sale a la calle sin leer el horóscopo o ver en la TV (con una gran devoción) cualquiera de tantos programas sobre esto mismo, donde un hombre o mujer X está dando predicciones y “leyendo” el tarot para cada signo. En mi opinión, la creencia en las seudociencias y las supersticiones sólo trae atraso. Y para muestra, sólo busquen “situación en Venezuela 2015” en google o algo similar.

“Las principales fuentes de energía de nuestra actual civilización industrial son los llamados carburantes fósiles. Utilizamos como combustible madera y petróleo, carbón y gas natural, y en el proceso se liberan al aire gases de desecho, principalmente CO2. En consecuencia el dióxido de carbono contenido en la Tierra está aumentando de un modo espectacular. La posibilidad de que se dispare el efecto de invernadero sugiere que tenemos que ir con cuidado: incluso un aumento de uno o dos grados en la temperatura global podría tener consecuencias catastróficas. Al quemar carbón, petróleo y gasolina, también introducimos ácido sulfúrico en la atmósfera.”

“Pero también hemos estado perturbando el clima en el sentido opuesto. Durante cientos de miles de años los seres humanos han estado quemando y talando los bosques, y llevando a los animales domésticos a pastar y a destruir las praderas. La agricultura intensiva, la deforestación industrial de los trópicos y el exceso de pastoreo son hoy desenfrenados. Pero los bosques son más oscuros que las praderas, y las praderas lo son más que los desiertos. Como consecuencia, la cantidad de luz solar absorbida por el suelo ha ido disminuyendo y los cambios en la utilización del suelo han hecho bajar temperatura de la superficie de nuestro planeta. Es posible que este enfriamiento aumente el tamaño del casquete de hielo polar, el cual con su brillo reflejará aún más la luz solar desde la Tierra, enfriando aún más el planeta y disparando un efecto de albedo.”

Un llamado de atención, desde los años 80, sobre el efecto invernadero, que es una realidad, pero que muchos países se contentan con ignorar o peor aún, negar. Es necesario buscar fuentes de energía alternativas, más limpias, pero dado que esto afecta el bolsillo de muchas corporaciones, en vez de ayudar con esto, se encuentran haciendo esfuerzos por retrasarlo.

“Nuestro encantador planeta azul, la Tierra, es el único hogar que conocemos. Venus es demasiado caliente, Marte es demasiado frío. Pero la Tierra está en el punto justo, y es un paraíso para los humanos. Fue aquí, al fin y al cabo, donde evolucionamos. Pero nuestro agradable clima puede ser inestable. Estamos perturbando nuestro propio planeta de un modo serio y contradictorio.”

“Nos embarcamos en nuestro viaje cósmico con una pregunta formulada por primera vez en la infancia de nuestra especie y repetida en cada generación con una admiración inalterada: ¿Qué son las estrellas? Explorar es algo propio de nuestra naturaleza. Empezamos como pueblo errante, y todavía lo somos. Estuvimos demasiado tiempo en la orilla del océano cósmico. Ahora estamos a punto para zarpar hacia las estrellas. ”

La ciencia se alimenta de preguntas y también de respuestas que vayan en consonancia con los hechos. Si al analizar los datos aportados por los hechos, estos contradicen una teoría, no importa cuánto nos guste o nos agrade, debemos desecharla y plantear una nueva.

“Cada cultura tiene un mito sobre el mundo antes de la creación, y sobre la creación del mundo, a menudo mediante la unión sexual de los dioses o la incubación de un huevo cósmico. En general se supone, de modo ingenuo, que el universo sigue el precedente humano o animal. He aquí, por ejemplo, cinco pequeños extractos de tales mitos, en niveles diferentes de sofisticación, procedentes de la cuenca del Pacífico:
Al principio de todo, las cosas estaban descansando en una noche perpetua: la noche lo oprimía todo como una maleza impenetrable.
El mito del Gran Padre del pueblo aranda de Australia Central
Todo estaba en suspenso, todo en calma, todo silencioso; todo inmóvil y tranquilo; y los espacios del cielo estaban vacíos.
El Popol Vuh de los mayas quiché
Na Arean estaba sentado solo en el espacio como una nube que flota en la nada. No dormía porque no había el sueño; no tenía hambre porque todavía no había hambre. Estuvo así durante mucho tiempo, hasta que se le ocurrió una idea. Se dijo a sí mismo: Voy a hacer una cosa.
Mito de Maia, islas Gilbert
Hubo primero el gran huevo cósmico. Dentro del huevo había el caos, y flotando en el caos estaba Pan Gu, el No desarrollado, el Embrión divino. Y Pan Gu salió rompiendo el huevo, cuatro veces más grande que cualquier hombre actual, con un martillo y un cincel en la mano con los cuales dio forma al mundo.
Mitos de Pan Gu, China, hacia el siglo tercero
Antes de que el cielo y la tierra hubiesen tomado forma todo era vago y amorfo... Lo que era claro y ligero se desplazó hacia arriba para convertirse en el cielo, mientras que lo pesado y turbio se solidificó para convertirse en tierra. Fue muy fácil que el material puro y fino se reuniera, pero muy dificil que el material pesado y turbio se solidificara. Por eso el cielo quedó completado primero y la tierra tomó su forma después. Cuando el cielo y la tierra se unieron en vacuidad y todo era una simplicidad tranquila, las cosas llegaron al Ser sin ser creadas. Esta fue la Gran Unidad. Todas las cosas salieron de esta Unidad pero todas se hicieron diferentes.
Huainan Zi, China, hacia el siglo 1 a. de C.

Estos mitos demuestran la audacia humana. La diferencia principal entre ellos y nuestro mito moderno científico del big bang es que la ciencia se autoexamina y que podemos llevar a cabo experimentos y observaciones para comprobar nuestras ideas. Pero estas otras historias de creación son merecedoras de nuestro profundo respeto.”

Fíjense como, aunque Carl Sagan pudiera considerar simples fábulas estos mitos de la creación,  o incluso rechazarlas abiertamente con profundo desdén,  él mismo admite que son merecedoras de respeto.

“Hay una idea extraña, atrayente, evocativa, una de las conjeturas más exquisitas de la ciencia o de la religión. Es una idea totalmente indemostrada; quizás no llegue a demostrarse nunca. Pero excita enormemente. Se nos dice que existe una jerarquía infinita de universos, de modo que si penetramos en una partícula elemental, por ejemplo un electrón de nuestro universo, se nos revelaría como un universo enteramente cerrado. Dentro de él, organizadas como el equivalente local de galaxias y estructuras más pequeñas, hay un número inmenso de otras partículas elementales mucho más diminutas, que a su vez son universos en el nivel siguiente, y así indefinidamente: una regresión infinita hacia abajo, sin fin. Y lo mismo hacia arriba. Nuestro universo familiar de galaxias y estrellas, planetas y personas, sería una única partícula elemental en el siguiente universo superior, el primer paso de otra regresión infinita.

Esta es la única idea religiosa que conozco que supera a la del número sin fin de universo cíclico infinitamente viejo de la cosmología hindú. ¿Qué aspecto tendrían estos otros universos? ¿Estarían construidos sobre leyes físicas distintas? ¿Tendrían estrellas y galaxias y mundos, o algo muy distinto? ¿Podrían ser compatibles con alguna forma de vida inimaginablemente distinta? Para entrar en él tendríamos que penetrar en cierto modo en una cuarta dimensión física: la empresa desde luego no es fácil, pero quizás un agujero negro nos abriría el camino. Es posible que existan pequeños agujeros negros en la cercanía del Sol. Después de balanceamos en el borde de la eternidad, saltaríamos fuera...”

Algo como esto puede verse en las dos primeras películas de la saga de Men in Black, donde aparecen alienígenas, al final de la primera parte, jugando con galaxias contenidas en canicas o, también al final de la segunda parte, cuando el personaje de K, interpretado por Tomy Lee Jones, abre un armario que supone la puerta de entrada-salida a otro universo y que previamente se había visto algo similar en la película. Obviamente con el toque humorístico y ficticio de Hollywood.

“Por lo tanto, si bien nos preocupa la posible falta de confianza en la estimación de los primeros factores de la ecuación de Drake, que dependen de la astronomía, la química orgánica y la biología evolutiva, la principal incertidumbre afecta a la economía y la política y lo que en la Tierra denominamos naturaleza humana. Parece bastante claro que si la autodestrucción no es el destino predominante de las civilizaciones galácticas, el cielo está vibrando suavemente con mensajes de las estrellas.”

Aquí, nos habla de la posibilidad de vida fuera de la Tierra, de acuerdo a los posibles factores de la ecuación de Drake. Aunque muchos de ellos son estimados, e incluso bastante difíciles de conjeturar, Sagan la resuelve con dos posibles resultados: 10 o simplemente millones de civilizaciones técnicas en nuestra galaxia. ¿Por qué no hemos sido contactados? Algunos afirman que si (teóricos de los antiguos astronautas, Georgio Tsukalos, entre otros). Pero no hay evidencia indiscutible al respecto. Tal vez son sólo 10. Tal vez son millones y no podemos escucharlas porque no sabemos exactamente la forma de hacerlo. O quizás las distancias en el universo son demasiado grandes y el límite de velocidad cósmico, la velocidad de la luz, hace imposible que tengamos contacto con otras civilizaciones extraterrestres. Sea cual sea la respuesta, podemos profundizar en este tópico con ayuda del método científico o seguir tanteando, como si fuésemos ciegos pudiendo ver.

“Pero la lección darwiniana es clara: no habrá humanos en otros lugares. Solamente aquí. Sólo en este pequeño planeta. Somos no sólo una especie en peligro sino una especie rara. En la perspectiva cósmica cada uno de nosotros es precioso. Si alguien está en desacuerdo contigo, déjalo vivir. No encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias.”

Una vez más, queda patente la postura de Carl Sagan, de que somos únicos y que los desacuerdos no deben traer mayores consecuencias.

“Para poder sobrevivir tenemos que ampliar todavía más el ámbito de nuestra lealtad para incluir a la comunidad humana entera, a todo el planeta Tierra. Muchos de los que gobiernan las naciones encuentran desagradable una idea así. Temerán perder poder. Tendremos ocasión de oír muchos discursos sobre traición y deslealtad. Las naciones Estado ricas tendrán que compartir su riqueza con las pobres. Pero nuestra alternativa, como dijo H. G. Wells en un contexto diferente, es claramente o el universo o nada.”

En este párrafo, el autor afirma que deben hacerse cambios a gran escala a fin de que la Humanidad se una como especie. Debemos dejar de lado las cosas que nos dividen y establecer una equidad en la tierra, a fin de que seamos TERRANOS y no únicamente peruanos, venezolanos, chilenos, españoles, entre muchas otras nacionalidades de la tierra. Eso sí, sin olvidar las culturas de cada zona o región, siempre atesorando esto.

La frase magistral con la que cierra el libro:

“Nosotros hablamos en nombre de la Tierra. Debemos nuestra obligación de sobrevivir no sólo a nosotros sino también a este Cosmos, antiguo y vasto, del cual procedemos.”

Y finalmente, una de mis favoritas, tanto de la serie como del libro:

“Éstas son algunas de las cosas que los átomos de hidrógeno hacen si se les da quince mil millones de años de evolución cósmica.”

¿Un poco largo este artículo? Si, y sin embargo, no es nada comparado con la inmensidad del Cosmos.