viernes, 1 de mayo de 2020

Los restos, de Roger Dasilva



 Esta es una historia que escribió un amigo mío, en el año 2013. Le surgió a raíz de un sueño que tuvo, con un misterioso virus y ambientada en nuestro mismo pueblo. Quise traerla luego de pedirle permiso de publicarla para que vean como alguien soñó con esta situación antes de que sucediera. 
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Los restos

Un sonido en un total silencio es lo que queda de mi después de, no sé que, estaba tirado allí, con un fuerte dolor de oídos, no recuerdo lo que paso, toco mi oreja izquierda y siento sangre en mi mano, las veo y lo confirmo , la vista se me pierde de a rato, no sé donde estoy , apenas puedo recordar lo que pasó, todo arde, en mis piernas hay quemaduras, la misma brisa me lastima, al abrir mis ojos, encandilado, me esfuerzo en enfocar algún objetivo, y veo a mi alrededor cadáveres, niños, ancianos, mujeres, de todo, pero no reconozco a nadie, en cada intento para ponerme de pie, vienen a mi imágenes oscuras , mucha sangre, gritos , gente que corre, y me veo, dentro de un mar de sangre, pierdo la vista, al volver, intento mirar, y cuando logro enfocar nuevamente, mis ojos se tiñen de rojo, solo veo que un mar de sangre se me viene encima, limpio mis ojos y es sangre, tengo un corte en la cabeza, la sangre corre por mi rostro, siento temor, no sé donde estoy, tomando unos minutos para volver en mí, logro pararme pero aún no recuerdo ni siquiera quien soy, necesito ayuda, pero no se escucha nada, comienzo a caminar en busca de algo, necesito hacer algo con mi cabeza, me duele demasiado.,
Logro ver una farmacia devastada, hay un inmenso rastro de un fuerte impacto en la tierra...
¿Estamos en guerra?, Me pregunto.
No sé lo que acontece, escucho algo en la farmacia, es un leve quejido, es una mujer, busco por todos lados, salto el mostrador y la veo, una pieza del estante voló y se clavó en su costillar, lástima por ella, no tuvo la suerte de los otros que murieron al instante, me acerco, fue estúpido preguntar ¿cómo estaba?, cuando un objeto metálico está atravesándola por la mitad.
Casi ni hablaba, le pedí no hablar , que mantuviera la calma; de su rostro salían lágrimas, me mostré duro, pero de mí también salían lágrimas… Ella moriría en cualquier momento, tenía que preguntarle algo, sabía que pronto moriría…
-¿Qué pasó? Con voz de miedo pregunté…
Entre llanto doloroso, con la boca sin poder abrirla ya sin fuerzas responde que no sabe, y se parte en llanto, llanto que le causa dolor, no puedo sacar el objeto, no tengo fuerza, soy un idiota, esta por morir, ¿qué hagooo?, me decido a ayudarla, tengo que sacarle eso, busco unas toallas mientras me repito en voz alta, “tengo que ayudarla “ tengo que ayudarla”, coloco las toallas entre el tubo y sus costillas, le digo que todo estará bien, pongo una toalla en su boca , y tomo fuerzas y entre llanto despego el tubo, que sale como árbol de raíz, bañándome en sangre, ella se desplomó y todas sus partes salieron por el boquete que tenía en su costado..
“Mierda ¡mierda!” ¿pero qué demonios hice? ¿La maté? Claro que la maté, pero que idiota.
No pude hacer más que abrazarla, mientras lloraba como un niño, intento revivirla, presionando su pecho, pero era inútil, cada vez que lo hacía, sangre brotaba del tremendo agujero que tenía.
Pasado unos minutos entre la sangre y su cuerpo que se ponía cada vez más rígido y frío, me siento débil, tengo que hacer algo con mi cabeza, moriré del dolor.
Entre los escombros busco vendas, y algunas pastillas, en un pedazo de espejo roto examino mi herida, es algo grande, soy un cobarde para la sangre, pero tengo q hacer algo, no moriré por miedo, busco una afeitadora, y rapo alrededor del corte, por suerte pude ver hilo para suturar, pero por mala suerte, era grueso, tome valor y con una aguja de coser, cada media hora perforaba parte de la herida.
-Ahhh ¡que dolor!, rayos.
-Señor por favor ¡ayúdeme!
-Ahhh, mierdaaaa
¿Cómo pude?, hice una horrible sutura, pensé en algo para la anestesia, pero no tenía idea de un nombre y ya había tenido demasiada suerte con encontrar lo que encontré y mucho más por estar vivo. Me tomé algunas pastillas para el dolor de cabeza, y mucho mertiolate en la herida, vendé mi cabeza, todo esto me dejo cansado, entre los escombros hay algunas botellas de agua, tomos dos, voy al fondo de la farmacia y allí me recuesto; en pocos minutos de pensar, caigo en un profundo sueño…
Brandom
Despierto, no sé cuánto ha pasado, aún no puedo recordar, sólo la ayuda más absurda que le he prestado a esa muchacha.
Dentro de todo el caos mental y el caos que reinaba en aquel montón de edificios devastados, me tomo la precaución de lavar mi herida nuevamente, veo un teléfono, lo levanto casi suplicando que diese tono, pero por supuesto que no tenía, consigo una mochila y después de alguna provisión y de haber lavado mi herida, salgo de la farmacia...
No hay nadie por las calles, algunos autos aún estaban bajo llamas, olores extraños se pasean por el aire, cubro mi rostro, y continúo mi paso, por alguna razón no conozco la ciudad, hay pocos edificios grandes, y todo lo que está, está vacío, cadáveres por la ciudad… pero no los suficientes como para algo que podría haber venido de repente, está solo todo, no hay radios, los teléfono no sirven, algunos locales vacíos, otros cerrados, definitivamente se sabía lo que iba a pasar, pues habían calles que no tenían ni un cadáver. Entre mi caminar, vi mucha soledad, ¿el pueblo estaba abandonado?
- ¿Qué rayos paso?
Es la pregunta que no dejo de repetirme, veo una iglesia, y pienso que en estos casos, en las películas, siempre corren a las iglesias, mi sorpresa es ver que en aquel lugar, la bienvenida a esa iglesia, de no sé cuántos años, pero me parece de la época gótica por sus estructuras, grandes puertas, tres para ser exacto, ocho columnas y seis escalones, los cuerpos que guindan sobre las vigas, tres curas al parecer, y unos 3 monaguillos, los reconozco por sus vestiduras.
¿Qué sucede?
¿Quién sería capaz de hacer todo esto?
Sale de mí un vomito indetenible por las náuseas que me causaba aquel olor que se encerraba en casi dos cuadras completas, las puertas de la iglesia estaban cerradas, las golpeo y se abren en dos, de la misma manera en cómo se abrieron las puertas vino a mi esa impresionante sombra de cadáveres apilados, uno encima de otro, nuevamente comienzo a vomitar, salí de ese lugar lo más aprisa que pude, subí algunas calles...
Todo esto no tienen sentido, a menos que esté perdido en el mismo infierno…
A distancia escucho el ladrido de un perro.
¿Un perro? ¡Si un perro!, seguro es la guardia que está buscando sobrevivientes.
- ¡Aquí! ¡aquí!
El perro viene en velocidad hacia mí... Pero viene solo.
¿Me va a morder? No, no, ¡sale! ¡Sale!
¡Sale animal! Grito mientras corro, sale calle abajo, salto un par de bancos de una plaza y cuando me preparo a saltar un muro tropiezo, caigo y ruedo por el piso, tratando de incorporarme en la carrera, pero mi propio peso hizo lo suyo y me fui de boca nuevamente, el perro era un mastín por lo que pude ver, pero ahora no veo nada, pues estoy boca abajo, y ya siento su respiración en mi nuca.
Increíble, apenas recuerdo quien soy, por lo poco que recorrí, soy el único sobreviviente de no sé qué, tal vez una bomba nuclear, y ahora un perro está a punto de morder mi cabeza...
Un silencio y otro, mientras escucho la agitada respiración de un perro que juega… ¿que juega? Volteo y el perro lame mi cara, con la alegría con que lamería a sus dueños al llegar del trabajo...
- Ahh perro idiota, ¿por qué no me avisaste?
- Ahh mi cabeza que dolor …
Me supuse que de donde viene el perro no hay nadie, porque se aferró a mí.
Saqué del morral una barra de chocolate y la compartí con la única cosa viva que había visto…
¿Cómo te llamas?
No hablas, ¡que aburrido eres!
¿Qué ha pasado? ¿Me conoces?
Hablando con un perro... Claro y me responderá.
Necesitaba un mapa, ¿dónde conseguir un mapa, en este lugar? Un pueblo casi ciudad, no sé cómo llamarle, al lado de la iglesia había un edificio, veamos que hay allí, mientras hablaba con el perro, pero éste era como conversador, me miraba con cara de asombro, tal vez era porque estaba vivo, o porque no era perro, y no entendía lo que él me decía. 

Entramos al edificio, y por sorpresa lo primero que vi cuando entré fue un enorme mapa del lugar, por alguna razón había algunas zonas en rojo y otras en azules. Intenté buscar papeles, leer las notas, algo que me asomara la idea de lo que pasaba… Mientras estaba en eso, Brandom pega un ladrido (quise ponerle ese nombre al perro).
¿Qué pasa Brandom?
¿Viene alguien?
Anda ve ¡avisa que estamos aquí!
Ver a Brandom correr por nuestra salvación fue algo que me llenó de esperanza, él bajó las escaleras, mientras yo corrí en busca de una ventana… Encontré una, pero estaba sellada, mis gritos no se escuchaban, más con el escándalo que llevaba Brandom, mejor voy por las escaleras… En lo que comienza mi carrera, escucho un disparo…
Me detengo en la escalera, no escucho a Brandom. Vuelvo a subir las escaleras para ver por la ventana… Y vi la mancha de sangre, que se deslizaba por el asfalto, Brandom ya no existía, ¿por qué le dispararon? ¿Si salgo correré con la misma suerte?
Tomé la decisión de quedarme oculto. Eran unos soldados, llevaban máscaras, y boinas negras, había alguien que les daba instrucciones, las cuales no podía escuchar, sólo veía sus movimientos, ya estaba cayendo la tarde, se dividieron y vi a tres soldados tomar dirección a la entrada del edificio donde yo estaba...
Por alguna razón no confiaba en ellos, claro Brandom mi amigo, lo mataron, seguro yo correría la misma suerte, y no la misma suerte de aquella chica a la que destripe al quererla ayudar.
Han entrado, escuche la puerta, corro a ocultarme, no entro a ninguna oficina, me quedo en el pasillo, detrás de las cortinas de la ventana que estaban recogidas, pues cuando ellos entraran a las oficinas a revisar me daría tiempo de escapar…
Sin poder ver, tratando de agudizar mis oídos, que ya estaban lastimados, sentí cuando su bota piso el nivel, pues él estaba seguro de que ya no había nadie en el lugar, su compañero grita desde abajo, que ya su nivel estaba seguro, este otro continuó su paso, ya no podía escapar, pues el otro quedo en el nivel de abajo, el hombre se para justo a mi lado, casi podía escuchar su respiración…
El soldado suspiró, y seguido de una lamentación, habló para sí mismo…
- ¿Cuándo todo esto irá a terminar?
Pensé , esta es mi oportunidad, intenté planear mis movimientos, pero no tenía idea de lo que hacía, pero por alguna razón, mi corazón no está nervioso, pensé en golpear su pierna para hacer que se arrodillara y luego girar su cabeza con todas mis fuerzas a alguna dirección, si el llegase a emitir algún ruido su compañero daría algún tipo de alarma, cuando ya estaba a punto de hacer lo que había planeado en cuestiones de segundos, su compañero grita que hay alguien en el edificio, este otro corre hacia las escaleras, donde se encuentra con su compañero.
- ¿Qué pasa?
- ¿Abajo no había un mapa?
-Si
-Pues ya no esta
-Busca por todas las plantas
Al dar la orden, uno de los soldados pasa con mucha prisa frente a mí en dirección al segundo piso.
El otro comienza a buscar en las oficinas de el mismo piso donde estaba yo…
Intenté mirar, las piernas me temblaban, como pude vi que entró a una de las oficinas; Salí muy sigilosamente, mientras el guardia estaba distraído buscando. Bajé las escaleras, y Salí en dirección opuesta a la que ellos se dirigían.
Pasé por un jardín bien decorado aún, a pesar de algunos cadáveres que todavía yacían en el lugar. Por suerte nadie vio mi huída, volteo algunas veces para asegurarme que nadie me persigue, y mi mirada se congela, con la imagen de aquel amigo, Brandom, su sangre aún brillante limpiaba la sucia calle…
Mientras caminé a ocultas por todo aquel lugar que no sabía ni siquiera su nombre.
- ¿Qué pasa? ¿Quién soy? ¿Por qué no recuerdo nada? ¿Será que el golpe en la cabeza me hizo perder la memoria?
Ya estaba por oscurecer, así que tengo que buscar un refugio y algo de comida, entré a un centro comercial, en la primera planta había un cafetín, aún había algunos panes en buen estado, así que los tomé y subí a la parte de arriba del centro comercial… Rompiendo algunas cerraduras pude subir a la terraza.
Con el mapa logro identificar mi posición, hay algunas luces en el lugar, pero están a distancia, planeo una ruta en el mapa, pero debo descansar…
Lucia
Ya estoy afuera, siguiendo la ruta que planeé, no pude dormir bien, los sueños más extraños que pude imaginar he soñado; intentaba tomarlos como una especie de señal por lo que había pasado, mientras caminé, vi una fría calle, llorosa, con dolores ajenos, una ausencia devastadora en aquel lugar, el viento parecía llorar, ya mi herida estaba mejor, las quemaduras de mis piernas estaban mucho mejor, a unos cuantos kilómetros caminados, continúo viendo agujeros en las calles, sin duda, fue un bombardeo, pero ninguna señal de resistencia.
Veo un tanque partido por la mitad en una plaza, y frente a ella un estadio.

Entro al lugar, y veo que hay una tubería con algunos agujeros por donde sale agua, “bañarme” ¡no lo había pensado!
Mientras me desvisto, noto algunos tatuajes que llamaron mucho mi atención, sobre todo uno en mi hombro derecho, un puño cerrado y debajo una fecha.
Los demás una clave de sol, y algún otro, pero este en especial despertó curiosidad, mientras me duché, sólo pensaba en quién era yo, olvidé por completo todo lo que había al mi alrededor, nada tan desagradable como no saber quién eres, de dónde vienes, los tuyos, qué te paso, y si alguno de los cadáveres que estaban en toda la ciudad eran mis parientes, mis hermanos, madre, padre, hijos, esposa Ah, ¿esposa? mi dedo no tiene huellas de algún anillo, debo saber quién soy.
Termino mi baño, y continúo.  A unos 500mts del estadio, llegué al punto que marqué en la noche. Pude ver alguna luz, llego a ese lugar, y si, había rastros de que alguien que estuvo allí, busqué aquí, allá y nada… Decidí, seguir a otro punto. En el caminar desierto de esa ciudad ya muerta, creí escuchar algo, me detuve e intenté distinguir de donde era el sonido. Corro hacia alguna dirección, luego me devuelvo y por ultimo decido girar y entrar a un mini centro comercial, al entrar no supe de mí, alguien apago la luz y al final una estrella que encandilaba mis ojos cerrados… ¡sí! Un golpe me apagó la luz. Pasado no sé cuantos minutos, horas o segundos abrí los ojos… Escuché una voz al final de aquella oscuridad…
-Va despertar. Pregúntale ¿quién es?
- ¡Javier! Ven que despierta…
Que dolor de cabeza me aturde, casi ni veo, uno, dos, tres, cinco, cinco sombras es lo que veo, y una de ellas me pregunta quién soy…
- Vamos reacciona que no fue un golpe tan duro…
- ¿Quién eres? – la voz es de una mujer - ¿De dónde eres? ¿Eres de los red?
Pasé algunos segundos sin contestar, lo primero que salió de mí fue, una exclamación “Gracias a Dios…” porque no eran guardias los que me habían golpeado y amarrado…
Un joven apuesto pregunta por mi nombre.
- ¿Quién eres?, ¿cómo llegaste hasta aquí? ¿y cómo te llamas?
- Lo siento quisiera responder eso, pero al parecer he perdido la memoria…
- ¿Cómo llegaste hasta acá? – insistió el mismo joven.
- Sólo sé que he pasado dos malas noches, escapando de hombres armados que mataron a lo único vivo que he visto en el lugar, aparte de ustedes…
-Ya veo eres un sobreviviente como nosotros.
- ¿A quién han matado? – preguntó esta vez la chica
- A un perro que me encontré.
- ¡Sí! Están acabando con todo lo que encuentren en este lugar.
- ¿Y eso por qué? ¿Qué ha pasado? ¿Por qué tantos muertos?
- Lamento no tener respuesta a todo. – dijo una vez más el hombre - Te desataré, espero no hagas alguna estupidez.
Luego de desatarme me dieron de beber, y me atendieron; éste joven, al parecer era quien dirigía a los pocos que estaban con él, me dejó allí, y ordeno que se me atendieran las heridas…
La sorpresa de la vida: En medio de un infierno en la tierra, he logrado ver el milagro de los ángeles, entre tanta sombra muerte y oscuridad, pasos firmes y delicados resonaron el suelo del lugar donde estaba, sonrisa que desvela, y labios que te llaman, una linda joven se acercó a mí, preguntando por mis heridas, sus suaves manos tocaron mi cabeza, y al hacerlo, una calidez se posó en mi piel, casi sentí desprenderme, pues estaba cansado, y su simple tacto me hacía sentir en la gloria.
- Espero perdones el golpe que te hemos dado, pero todo es tan confuso y delicado, y no hemos visto a nadie, sólo a los militantes del “Red” – me dijo una vez más la chica -. Ah disculpa, mi nombre es Lucia.
- Que suerte he tenido, Lucia, pues a pesar de todo este desastre puedo escuchar la voz de un ángel.
- Ahh me alaga usted, ¿y cuál es su nombre?
- ¡Qué triste es no saber ni cómo te llamas! – fue lo único que pude articular
- ¿De verdad que ha perdido la memoria? – preguntó ella verdaderamente intrigada
- Si, pero ojalá nunca pierda el sonido de tu voz.
¡Sí!, en medio de todo yo estaba allí, como queriendo olvidar todo en el tacto de sus manos, sus ojos que veían a los míos, por un momento sentí, que nada de esto tenía sentido… De que todo fue una conspiración del destino para verla y ahora poder morir…
- ¿Se encuentra usted bien? – preguntó Lucía una vez más
- ¿Ah? Si, si bien, sólo pensaba.
- Bueno, le tenemos que llamar de alguna manera… ¿Algún nombre se le viene a la cabeza?
- Lucia es el nombre que ahora pienso.
- Ja ja ja, usted parece no perder el tiempo.
En eso vi un afiche, un personaje llamado Harry Poter… Pensé, ¿por qué no?
- ¡HARRY! Exclamé.
- ¿Harry? ¿Harry? Me gusta...- dijo ella - Pues mucho gusto entonces señor Harry….
- Lucia, ¿me podrías explicar un poco lo que pasa, y por qué estamos aquí?
- Sr. Harry, la verdad es que poco sé, lo único de que estoy segura es que tratamos de perderle el paso a “los red”, que intentan acabar con todos los de esta ciudad. Hace unos meses, un grupo de soldados se rebelaron contra el gobierno actual… Tomaron las calles, y bombardearon las ciudades con un virus…. La mayoría de los contagiados murieron, pues el virus se propaga rápido; éstos mismos tienen la vacuna del virus... Mi hermano y otros, pudieron darles un golpe de suerte a estos soldados, y robaron algunas vacunas, y hemos estado salvando a los que podemos. Nos dirigimos al sur... Tratamos de llegar a la frontera, hemos ido de ciudad en ciudad, pero todo se ha complicado ahora… Uno de los altos mandos de los Red ha venido a esta ciudad a por nosotros, algunos ya pudieron pasar la frontera y sabemos que ya tenemos refuerzos más al sur y el virus….
- ¡¡Cielos!! El Virus… - exclamó ella como si hubiera olvidado algo
- ¿Qué pasa con el virus? - pregunté
- Déjeme chequearlo… - dijo con una expresión muy seria
Después de unos chequeos, algunas muestras de sangre, ella me dijo que no estaba contaminado por el virus… En eso llegó Javier.
- Todos alístense que esta noche partiremos más al sur, pues han llegado noticias, y la alianza ha tomado dos ciudades cercanas...
Las caras de esperanza invadieron a estas personas, y no pude hacer más que también llenarme de ella…
- ¿Aún no recuerda su nombre? – le preguntó a Lucia.
- ¡Harry ha decidido llamarse! – respondió ella.
- Gracias, Lucia. Sí, Javier, Harry por ahora…
- ¿Y no recuerda usted nada? –me preguntó entonces
- No.
- ¿Y qué es lo que recuerda?
- Sé que desperté rodeado de cuerpos, con la cabeza ensangrentada, busqué maneras de curarme y entré a una farmacia, encontré a una joven aún con vida, que luego murió.
- Entiendo ¿hace cuánto pasó esto?
- Dos o tres días.
Javier se calló por un momento y llamó a reunión… Después de algunos minutos de hablar entre sí… se acerca uno de los chicos.
- Sin duda has tenido suerte, mi nombre es Greg. No hay muchos sobrevivientes por este lugar, y sin duda estuviste en el último bombardeo que estaba dirigido a nosotros, venimos del centro de la ciudad escapando de los Red… Y por orden de uno de los generales, el general Rojo D. han decidido que a todos aquellos que se opongan al régimen, les darán muerte… Así que nosotros nos hemos resistido, Javier es nuestro líder, y nos ha traído hasta acá, así que, su voz es voz de mando para nosotros. Si vienes con nosotros, será bajo nuestras ordenes, sino, puedes ir y dar gritos en la ciudad hasta que te vean y besarles los pies a Los Red y tendrás tu vida...
Si antes estaba confundido ahora me siento en la peor de mis pesadillas…
No tenía otra opción más que irme con ellos, y Lucia… Pues no tendría caso morir sin ella… Aunque ella tal vez no opinara lo mismo.
- Greg que no quepa dudas en mi respuesta… - dije - Cuenta con mi sangre, y que mi sangre sea un recordatorio de mi libertad.
- Entonces bienvenido.
Greg me hizo un recorrido entre ellos mismos, contándome un poco de lo que había pasado. Mientras que Javier un poco apartado de todos, me veía de manera misteriosa, tal vez celaba a su hermana o simple, no confiaba en alguien que no sabía quién era.
7:00pm, las cosas están en su lugar, siete de febrero del 2021, partimos de noche, pues estaremos menos visibles al enemigo, con Javier al frente y toda la pequeña tropa lista partimos, a algún lugar al sur, no tengo los detalles, pues Javier aun no confía plenamente en mí.
Deslizándonos como sombras comenzamos a recorrer la fría ciudad, en algunos lugares, aun reinaba la pestilencia, pero nos movíamos muy a prisa, eso evitaba que oliéramos toda la porquería del lugar, y debíamos encontrarnos con alguien en el camino. Pasadas unas horas, Javier nos pidió que nos quedemos en un lugar estratégico mientras él observa algo, escondidos entre escombros boca abajo, todos muy cerca los unos a los otros, entre la oscuridad no puedo ver quien está a mi derecha, pero sin duda que era una mujer, pues podía sentir el calor de su cuerpo y sus firmes pechos presionados por mi hombro, era Lucia… ¿Por qué no besarla?, me pregunté. En esta oscuridad sólo pediría disculpas, mientras pienso, aún sus pechos tocan mi hombro, con un par de movimientos mi hombro se desliza y calza entre sus senos, creo que ella está consciente de lo que sucede, ¿o no? ¿Será que solo yo pienso eso? Pero cuando decido hacer mi próximo movimiento, escucho en carrera a Javier.
- ¡Vamos!, estamos listos, ya están aquí por nosotros.
Habían más de los nuestros, así que subimos todos a las camionetas, nos dividimos en dos, Lucia, Javier y otro joven llamado Daniel, éste venia del centro del país, ellos se fueron en una camioneta, mientras Greg, Laura y yo en otra, Laura era la mujer de Greg, se conocieron en toda esta tragedia. Pensé que si me salvaba podría suceder lo mismo con Lucia... Sí, Lucia.
Todos en marcha gritó Javier… Nos movíamos rápidamente... Todos callados y alertas. La oscuridad no me dejaba ver los rostros de los dos soldados que vinieron por nosotros; en ocasiones ellos apagaban las luces de los autos y nos movíamos a oscuras, uno de los guardias anuncia que ya hemos pasado la peor parte, después de cerrar su boca, algunas luces nos encandilaron.
- ¡NOS ATACAN! - gritó Greg - ¡ABAJO!
Con la cabeza entre las piernas, entre saltos de un lado a otro solo pensaba en Lucia… Ella también perdería la vida.
Un impacto…y en milésimas de segundos, podía ver el mundo girar de cabeza. Por suerte tenía el cinturón, no paso lo mismo con los soldados. Greg estaba vivo, su mujer no estaba en la camioneta, sus gritos atormentaban mi cabeza… Gritaba desesperadamente el nombre de Laura… Habíamos fracasado en nuestra huída, la otra camioneta, estaba en las mismas condiciones que la nuestra.
Mientras Greg seguía gritando por Laura, reveló nuestra posición, nos gritaron voz de alto, la cual Greg ignoró y seguía con sus gritos, sólo escuche un disparo, que atravesó a Greg fríamente por la espalda, dejándolo sin aliento, besando el polvo.
Corrí como loco mientras buscaba un lugar para ocultarme… Pero no podía dejar a Lucia, los soldados rodearon la camioneta, matando a los que aún estaban con media vida, sin duda la misión era matar a todos.
A arrastras pude acercarme, y vi a Javier y a Lucia , arrodillados con las manos en la cabeza…
El soldado le preguntaba por otros, pero él no respondía ni una palabra; a cambio de su silencio ofrecieron la muerte de su hermana… El guardia quitó el seguro de su fusil y apuntó a la cabeza de Lucia, luego fue bajando como si el cañón fuese su lengua, lo deslizó por su rostro, luego sus senos, mientras le preguntaba a Javier si no hablaría... Ella le decía que no, que mejor era morir, antes de delatar a los nuestros, Lucia alzó su cara y con impulso pudo colocar un fuerte escupitajo en el rostro de aquel guardia, que respondió de inmediato con una patada al estómago de ella... Javier en un intento inútil de ayudarla recibió otra patada igual o quizás peor... Ya con la bala en la recamara aquel guardia se disponía a ejecutarlos, algo tenía que hacer yo, excepto ver de lejos… Vi en el rostro de aquel guardia, que eran los últimos segundos de Lucia … Y grité desde aquel lugar poniéndome de pie…
- ¡AQUÍ ESTÁ EL RESTO... NOSOTROS SOMOS LO ÚNICOS QUE QUEDAMOS!
Y para sorpresa de la vida, en ese momento donde crees que la muerte se convierte en tu victoria, la vida te da un giro inesperado…
- ¡MI GENERAL! – gritó uno de los guardias
- ¿Mi general? ¿Mi general? – dije lleno de confusión
¿Qué ha pasado? En unos minutos de silencio, Javier con cara de odio, Lucia confusa, y yo sin saber lo que pasaba…
- Mi general ¡creímos que había muerto!
No hacía más que preguntarme... ¿yo? ¿General? ¿Eso es lo que soy?
Quedé en shock por unos minutos, hasta que una voz me interrumpió en este trance en el cual estaba sumergido.
- ¿Qué hacemos con ellos?
- Déjenme a solas con ellos.
- ¡¡Si mi señor!!
Nunca vi tanto odio en la mirada de alguien… Era en la mirada de Javier, como si yo fuese culpable de todo esto que estaba pasando. Rompió su silencio y habló para mi…
- ¿Esto es lo que planeaste? ¿Todo te salió según lo pensado no?
- Javier te juro que no sé lo que está pasando…
- Es simple ¿no lo ves? Eres el desquiciado que comenzó todo esto. Tuya fue la idea de plantar ese virus, tu diste la orden de acabar con todos los que no estaban de acuerdo y ahora esto es tan irónico que no sé si los dioses te favorecieron o no, que limpiaron tu conciencia… Para que vieras sin la maldad que ya te poseía… Para que vieras como los pueblos lloran, como la gente está perdida y como lo muertos aún gritan por la calle el nombre de su amada… ¡Ahhh! ¡Ojalá tu alma se consuma sin consumirse, que el dolor viaje contigo para siempre y que aún más allá de la muerte pueda seguir viviendo el desánimo de nunca haber vivido!
- Javier, lo siento… tus palabras quizás son ciertas y lamento todo esto, he visto todo esto, pero ¿qué hacer? ¡Por favor! ¿Seguro no es una equivocación? Tal vez me parezca, pero no soy ese general que dicen que soy...
-Abre tu camisa...
- ¿Para qué?
- Abre tu maldita camisa y busca en tu hombro derecho…
Mientras me disponía a hacerlo, recuerdo el tatuaje que vi mientras me bañaba… si eso es lo que Javier quiere que vea, estoy perdido y sí, eso es lo que buscaba...
- ¿Ves eso que tienes allí? Es la marca de todos ustedes… Al entrar en ese comando asesino, donde hombres y perros son lo mismo… Eso te convierte en uno de ellos… Así que no hay equivocación.
Lágrimas salen de mí, pareciendo en realidad no ser ese ser despreciable que todos dicen que soy…
- Javier, si lo fui ya no lo soy…. No recuerdo nada de lo que pasó.
- ¿Y eso te libra de todo esto?
- La verdad no lo sé... ¿Sólo dime qué puedo hacer para que todo esto termine?
- Ya no hay vuelta atrás, despertaste los demonios que no debían despertar. Aún tu muerte será poco para pagar todo esto.
- Lucia, por favor perdóname… En realidad no soy eso que dicen que soy, perdóname.
- Lo siento General Rojo… Pero eso es lo que es.
Tirado en el suelo...Pasé minutos. En realidad, no sabía qué hacer, algo carcomía mi cabeza desde adentro… Silencio total, los soldados a distancia esperando que diera alguna orden… Y así fue.
- ¡SOLDADO! – llamé perentoriamente
- ¡SI MI GENERAL!
- Desate a estos hombres… Denle uno de nuestros vehículos y órdenes directas de que nadie los vaya a tocar hasta llegar a la frontera.
- ¡Si mi General!
Caminé hasta estar frente a Lucia, cubierta en lágrimas, toda su ropa mugrienta, y una belleza plena que la acobija…
- Lucia, lo siento... Por tu mundo, tu vida, tu familia... Quizás este sea el beso de la persona más asquerosa de la tierra... Pero tu beso salvara a miles.
Cerré mis ojos, y ella contempló aquel, mi último beso…
Ellos se marcharon... Alguna parte de mi estaba feliz, pues no morí sin antes besarla.
Ahora, tenía de alguna forma tratar de remediar lo que hice, pero ¿cómo? si no tenía idea de lo que hice.
- Soldado. Vayamos al cuartel... – dije de pronto.
Al montarme en el carro, me doy cuenta de que este soldado, era el mismo que vi en el edificio, cuando mataron a Brandom y recuerdo sus palabras… “Cuando todo esto ira a terminar ”…
- Soldado...
- Dígame mi general.
- ¿Para que todo esto termine qué tiene que pasar?
- Disculpe mi general.
- Deje los modales y responda…
- Señor con todo respeto… para que esto termine alguien tiene que morir, o toda una sociedad que se reniega a las ideologías de un solo hombre que paga todo este ejército, o sólo ese hombre…
- ¿Y quién es ese hombre?
- Perdone mi General..
- ¡¡Contesta!! ¿Quién es ese hombre?
- Su superior, mi señor.
- ¿Cuál es su nombre?
- Nuestro General en Jefe Enrique Frías.
Ese nombre, no me sonaba nada familiar.
- Soldado, quiero ver al General en Jefe.
- Llegará mañana señor…
Llegué a una habitación, donde encontré una maleta, un uniforme tendido justo a la cama, abrí y vi que era una foto… Una mujer con grandes lentes de sol, tras ella un bello paisaje caribeño, un mar azul que se perdía; ella no sé quién era.
Detrás había una nota, “Nadie te puede juzgar por lo que no sientes” no sé qué significaban precisamente esas palabras, pero para mí fue todo…
Me coloqué el uniforme, sin duda me veía apuesto, elegante con aquellas medallas en mi pecho, medallas que no tengo idea de cómo las gané, las botas impecables…
Metí la foto en el bolsillo interior del uniforme y me preparé para ver al General en Jefe…
Alguien tocó mi puerta, para anunciar que ya estaba aquí el General en Jefe, con mucha cautela pregunté, ¿cómo era la amistad del General y yo?, el soldado sonrió, respondiendo que yo era como su hijo y que había venido para ver si yo estaba bien porque tenía 3 días desaparecido…
Bien entonces…
- Disculpe señor lo están esperando.
Que habitación aquella… nos esperaba una gran mesa llena de frutas y vinos, una temperatura óptima para tener estos uniformes, una luz densa… Me devuelvo antes de entrar y quito una de las dos granadas que llevaba el soldado en su chaleco, aquel me miró sorprendido, pero continuó su camino…
La guardo en mi bolsillo y al entrar una voz dulce rompe el silencio de aquella habitación…
- ¡¡Mi amor!! Estás vivo, días llevo sin dormir en la angustia de que no te encontraban ¿Dónde estabas?
Yo estático, frío en aquel lugar… Era la mujer de la foto que se tiende en mis brazos aferrándose como quien se aferra a la vida.
Luego interrumpió otra voz…
- ¡Rojo! ¡Rojo! ¿Dónde te metiste? - sin duda era el General en Jefe… Metí la mano en mi bolsillo y quité el seguro de la granada, abracé a mi supuesta amada y a mi superior, aquel que me veía como a un hijo… Sólo dije… “Nadie me puede culpar por lo que no siento”…


FIN