Hace tiempo comencé un par de libros, de temas muy
dispares, eso sí. Uno fue El Cerebro de Broca, por Carl Sagan y el otro
Cementerio de Animales por Stephen King. ¡Qué combinación más rara! ¿No? Pues
la verdad es que hace tiempo no solía leer varios libros al mismo tiempo, pero
es una costumbre que he tomado desde que compré el kindle en el año 2013. ¿Por
qué esa disparidad de géneros? Pues bien, tengo predilección por los libros de
divulgación científica, pero también me gusta leer a la noche, antes de acostarme.
Para este menester, nada mejor que un libro de terror-suspenso. Así que durante
el día, leía al Dr. Sagan y por las noches a King. Pasaré entonces a hablar de
El Cerebro de Broca. Más adelante, escribiré sobre Cementerio de Animales.
El cerebro de
Broca.
El cerebro de Broca es un libro formado por
discursos o artículos publicados entre 1974 y 1979 en muchas revistas
incluyendo Atlantic Monthly, New Republic, Physics Today y Scientific American.
El ensayo que titula el libro lleva su nombre en
honor del físico, anatomista y antropólogo francés, Paul Broca (1824-1880).
Generalmente se recuerda a Broca por su descubrimiento de que distintas partes
físicas del cerebro corresponden a distintas funciones.
Una gran parte del libro está dedicada a
desacreditar el trabajo de los «fabricantes de paradojas», como llama a los
divulgadores de la pseudociencia, ya sea quienes se encuentran al borde de las
disciplinas científicas o simplemente son rotundos charlatanes. Otra gran parte
del libro discute los convencionalismos en la nomenclatura de los miembros de
nuestro sistema solar, así como sus características físicas. Sagan también
expone sus puntos de vista sobre la Ciencia Ficción, las experiencias cercanas a la muerte, y sus controversias culturales; también son discutidas en el libro la crítica de las teorías
desarrolladas en el libro de Robert K. Temple The Sirius Mystery publicado tres
años antes en 1975.
Autor:
En las reseñas que hice sobre El mundo y sus demonios y Cosmos he hablado largo y tendido sobre el autor, el ilustre Carl
Sagan. Hacerlo de nuevo acá sería mera repetición y el post ya es bastante
extenso. En los enlaces señalados antes pueden revisarlos si lo desean.
Mi opinión:
Un libro excelente, asequible incluso para aquellas
personas que no conocen mucho de ciencia. Precisamente, en su obra como divulgador
científico, Carl Sagan intentaba que cualquier persona pudiese entender los
entresijos fascinantes de la ciencia, sus métodos, sus avances, así como también sus errores y
las formas de corregirlos.
Hay un capítulo particular, bastante largo, donde el
Dr. Sagan se dedica a refutar, usando argumentaciones justificadas, los planteamientos
que Immanuel Velikovsky presentaba en su libro Mundos en Colisión, sobre el
origen del planeta Venus y otros fenómenos cosmológicos dentro del sistema
solar. Las posturas de Velikovsky crearon gran polémica en la comunidad
científica en general. Les dejo un fragmento acá de los párrafos finales de
dicho capítulo:
“En todo el asunto de Velikovsky hay un
aspecto peor que el vulgar, ignorante y sectario enfoque de Velikovsky y muchos
de sus seguidores, y ha sido el desafortunado intento, llevado a cabo por
algunos que se llamaban científicos, de suprimir sus escritos. Todo el armazón
científico se ha visto afectado a causa de ello. En el trabajo de Velikovsky no
se encuentra ninguna pretensión seria de objetividad ni de falsificación. En su
rígido rechazo del inmenso cuerpo de datos que contradicen sus argumentos
tampoco puede encontrarse ningún rasgo de hipocresía. Pero se supone que los
científicos han de hacerlo mejor, han de darse cuenta de que las ideas se
juzgarán sobre la base de sus méritos siempre que se potencie la investigación
y el debate libres.
En la medida en que los científicos no
hemos dado a Velikovsky la respuesta razonada que requiere su trabajo, nos
hemos hecho responsables de la propagación de la confusión en torno a
Velikovsky. Pero los científicos no podemos preocuparnos de todo aquello que
raya en lo no científico. Así por ejemplo, la reflexión, los cálculos y la
preparación de este capítulo me han restado un tiempo precioso a lo que
constituye mi propia investigación. Pero también tengo que decir que no me ha
resultado aburrido y, en última instancia, he entrado en contacto con lo que
considero una leyenda muy interesante.
La pretensión de recuperar las religiones
antiguas, en una época en que parece estarse buscando desesperadamente la raíz
de la religión, algún tipo de significado cósmico de la humanidad, puede
considerarse o no como una contribución válida. Creo que en las religiones
antiguas hay mucho de bueno y de malo. Pero no comparto la necesidad de las
medias tintas. Si nos vemos obligados a elegir —y taxativamente no lo estamos—
¿no es acaso mejor la evidencia del Dios de Moisés, Jesús o Mahoma que la del
cometa de Velikovsky”
A lo largo de este capítulo el Dr. Sagan va
enumerando los puntos inconsistentes que ha encontrado en Mundos en colisión y
los va desglosando, señalando los aciertos que puedan tener algunas
conclusiones, pero apuntando también los fallos de las mismas y como estas
teorías se caen por falta de sustento. Incluso menciona que algunos
investigadores (algo anterior a la publicación de Mundos en Colisión) ya habían
establecido o descartado algunas hipótesis que Velikovsky simplemente
desconocía o decidió ignorar.
“En la década de los 30 del presente siglo
y a comienzos de los 40 el único astrónomo del mundo que se ocupaba de
investigar la química de los planetas era el difunto Rupert Wildt, profesor en
Gottingen y posteriormente en Yale. Wildt fue el primer investigador en
detectar e identificar metano en las atmósferas de Júpiter y Saturno, y
asimismo también fue el primero en postular la presencia de gases de
hidrocarburos más complejos en dichas atmósferas. Por tanto, la idea de que puedan
existir «gases de petróleo» en Júpiter no es original de Velikovsky. De modo
similar, fue también Wildt quien lanzó la hipótesis de que uno de los elementos
integrantes de la atmósfera venusiana podía ser el formaldehído, indicando
asimismo que las nubes que rodean Venus quizás estuviesen compuestas por un
hidrato de carbono creado por polimerización del ya citado formaldehído. Por
tanto, tampoco corresponde a Velikovsky la primacía en la hipótesis de que
pueden hallarse hidratos de carbono en las nubes que envuelven Venus, y se hace
difícil creer que alguien que se ocupó tan a conciencia de la literatura
astronómica de las décadas señaladas como Velikovsky desconociera estos
trabajos de Wildt, mucho más teniendo en cuenta que los temas abordados desempeñaban
un papel tan central en su obra. No obstante, no existe la menor mención al
trabajo de Wildt sobre Júpiter y sólo encontramos una simple nota a pie de
página sobre el tema del formaldehído (página 368), sin la menor referencia y
sin indicar en ningún momento que Wildt había postulado la existencia de
hidratos de carbono en Venus. Wildt, a diferencia de Velikovsky, comprendía a
la perfección la diferencia entre hidrocarburos e hidratos de carbono. Tras no
obtener resultados positivos de una serie de investigaciones espectroscópicas
en las proximidades de la banda de radiaciones ultravioleta con objeto de
detectar el formaldehído, en el año 1942 decidió abandonar su hipótesis. Por su
parte, Velikovsky siguió defendiéndola.”
Naturalmente, el autor seguía considerando que la
ciencia debía estar al alcance de todas las personas, no sólo unos pocos
elegidos. Del mismo modo, afirmaba que la educación es un pilar central para el
desarrollo de los países. No sé si muchos de los que me leen saben esto, pero
en Venezuela la educación ha sufrido un retroceso atroz en todo sentido. Esto
ha hecho posible todo el caos y desastre en que nos hemos hundido.
“El mejor medio que tiene la humanidad
para evitar todo tipo de abusos es adquirir una educación científica que le
permita comprender las derivaciones que trae consigo todo programa de
investigación. Como contrapartida a la libertad de investigación, los
científicos tienen la obligación de explicar a la opinión pública la naturaleza
de su trabajo. Si se considera a la ciencia como un sacerdocio cerrado,
demasiado difícil y arcano para ser comprendido por el hombre de la calle, los
peligros de abuso son enormes. La ciencia es un tema de interés general y nos
afecta a todos sin exclusión. Al discutir de forma regular y con competencia
sus objetivos y consecuencias sociales en escuelas, prensa y conversaciones de
sobremesa habremos mejorado en gran medida nuestras perspectivas de comprensión
del mundo, así como las de su perfeccionamiento y el nuestro. Se trata de una
idea que, a veces fantaseo, muy bien creo pudiese seguir impresa en el cerebro
de Broca mientras indolentemente navega en el seno de un mar de formalina.”
“…la proliferación de hambrunas y el cada
vez más profundo desnivel de riquezas entre unos países y otros plantean
peligros muy serios tanto a las naciones desarrolladas como a las todavía
sumergidas en el subdesarrollo. La resolución de todos estos problemas va
condicionada a una mejora educativa, como mínimo la consecución para todo país
de un nivel de autosuficiencia tecnológica…”
“Muchos
de los problemas que se nos plantean son solubles, pero sólo si estamos
dispuestos a aceptar soluciones atrevidas, brillantes y complejas. Y tales
soluciones las encontrarán individuos atrevidos, brillantes y complejos, y creo
que a nuestro alrededor existen muchos más, sea cual sea la nación, el grupo
étnico y el estado social, de cuantos creemos. Por descontado, la educación de
tales jóvenes no debe quedar restringida a los terrenos de la ciencia y la
tecnología, pues una aplicación creativa de la nueva tecnología a los problemas
humanos requiere una profunda comprensión de la naturaleza y la cultura
humanas, una educación general en el más amplio sentido del término.”
El cerebro de Broca es un libro bastante adelantado
a su tiempo, como lo fue su autor y que presentó una visión innovadora y que
debía tener la capacidad de ser comprendido por mucha gente. Ya se veían venir
muchas de las cosas que Carl Sagan presentaría luego al mundo en COSMOS, la
serie de TV. Una lectura provechosa para toda persona con un valor que crece a
medida que pasa el tiempo.
Otras citas del libro:
“…el éxito de la ciencia, tanto en lo que
afecta a su estímulo intelectual como a sus aplicaciones prácticas, depende
básicamente de su capacidad para autocorregirse. Siempre debe existir un modo
de verificar la validez de una idea, siempre hay que tener a mano la
posibilidad de reproducir cualquier experimento verificador o falseador. El
carácter personal o las creencias de los científicos deben ser factores
irrelevantes en su trabajo, y sus afirmaciones sólo deben apoyarse en pruebas
experimentales. Los argumentos de autoridad no cuentan en absoluto, pues con
demasiada frecuencia han errado todo tipo de autoridades. Quisiera ver a las
escuelas y medios de comunicación difundiendo este modo de pensar tan
científicamente eficaz, y ciertamente sería asombroso y encantador verlo
incorporarse al terreno de la política. Una característica primordial de los
científicos ha sido siempre su capacidad para cambiar pública y radicalmente
sus puntos de vista al serles presentadas nuevas pruebas y argumentos. Por
desgracia, no puedo recordar a ningún político que haya mostrado similar
apertura mental y buena voluntad en cuanto a la modificación de sus puntos de
vista.”
“El prejuicio es resultado de una postura
emocional, jamás del razonamiento cuidadoso.”
“Cuando se veda la posibilidad de efectuar
observaciones críticas y de entrar en discusión, se está ocultando la verdad.”
“La ciencia es algo más intrincado y
sutil, nos revela un universo mucho más rico, evoca nuestra capacidad de
asombro. Además, tiene una importante virtud adicional —y el término tiene
pleno significado sea cual sea el ámbito en que se aplique—, la de ser verdad.”
Estos son los dos últimos párrafos del libro, que
presentan un cierre estupendo para una gran obra:
“Konstantin Tsiolkovsky era un maestro de
escuela ruso que formuló muchos de los pasos teóricos que se han dado desde
entonces en el desarrollo de la propulsión por cohetes y de los vuelos
espaciales. Tsiolkovsky escribió: «La Tierra es la cuna de la humanidad. Pero
uno no vive para siempre en la cuna».
Estamos abocados irremediablemente, en mi
opinión, a recorrer un camino que nos lleva a las estrellas (a menos que, en
una monstruosa capitulación ante la estupidez y la codicia, nos autodestruyamos
primero). Y allí, en las profundidades del espacio, parece muy probable que,
antes o después, encontremos otros seres inteligentes. Algunos de ellos estarán
menos adelantados que nosotros; otros, posiblemente la mayoría, lo estarán más.
Me pregunto si todos esos seres espaciales tendrán nacimientos dolorosos. Los
seres más avanzados tendrán aptitudes muy superiores a nuestra capacidad de
comprensión. En un sentido muy real, nos parecerán algún tipo de dios. La
especie humana tendrá que esforzarse mucho para crecer. Quizá nuestros
descendientes en aquellos tiempos remotos volverán hacia atrás sus ojos, hacia
el largo y errante viaje que recorriera la raza humana desde sus orígenes
vagamente recordados en el lejano planeta Tierra, y recopilarán nuestras
historias personales y colectivas, nuestro idilio con la ciencia y la religión,
con claridad, comprensión y amor.”
El aprecio y amor que siente hacia este gran señor de la ciencia moderna es plausible, pues me identifica una vez más contigo en cuanto a cómo alguien que solo llegamos a conocer por lo que escribe, se transforma en uno de nuestros mayores inspiradores.
ResponderEliminarDe niño vi con fascinación "Cosmos" y el mismo tema que usas en tu blog (de mi compositor favorito Vangelis), a esa temprana edad me ayudaba a alucinar con lo que mostraba Sagan en su serie.
De igual manera tengo pendiente con él leer de una vez "Contacto", cuya peli es tan importante para mí.
Otra deuda que tengo con Sagan es volver a ver ahora como adulto "Cosmos". Por otro lado, un amigo físico me recomendó mucho la nueva versión ¿La ubicas?
Eres un hombre bastante integral, pues amas la ciencia y el arte indistintamente.
Saludos, Elwin. Contacto la leeré este mismo año (espero). Esa es una novela de ciencia ficción, no un libro de divulgación científica. Creo que es la única novela como tal de Sagan. Su hijo Nick Sagan, en cambio, tiene varias novelas de ciencia ficción, pues se dedica a escribirlas.
EliminarLa nueva versión de COSMOS es muy buena y me sumo a la recomendación de tu amigo. ¡Debes verla también! Actualizan muchos conceptos y también hacen mención a la original en varios capítulos. Además, las partes animadas contaron con Seth McFarlane para su realización.