¿Cómo
puede alguien convivir en una relación de pareja con otra persona que
continuamente te dice que te ama, pero siempre está quejándose sobre tu forma
de ser? Una persona que expresa esas dos palabras que muchos temer decir, y
otros oír durante su vida: ¡TE AMO! Sólo con la intención de que tú se lo digas
de vuelta, porque necesita una reafirmación constante, para sentirse bien
consigo mismo o consigo misma. Y sí, hay gente que le cuesta decirlo, así como
también existen personas a quienes les cuesta muchísimo (Y LES ATERRORIZA)
escucharlo
Así
expresado, suena totalmente ilógico, paradójico. Pero sucede y con demasiada
frecuencia. No es posible amar a una persona y detestar su forma de ser, lo que
hace, lo que dice, lo que piensa, lo que lo hace ser como es. Tal vez sólo AMAS
el hecho de SENTIRTE amado o amada por la otra persona. De saber que eres
importante para alguien más o la sensación de seguridad que te da saber que
alguien siente AMOR por ti. Pues me temo, amigo o amiga, que eso no es amor. No
es más que una dependencia tóxica, que eventualmente se terminará y les causará
un grave daño, quizás incluso para toda la vida, a ambos.
“¿Por
qué no puedes ser más normal?” “¿Por qué te tienen que gustar esas cosas?” “¿Por
qué tienes que escuchar ese tipo de música y no lo que escuchan todos?” “¿Por
qué no te gusta salir o ir a fiestas?” – Sencillamente, porque ASÍ SOY y si de
verdad me amaras, no tendrías todo ese conjunto de preguntas y pensamientos
dañinos y quien sabe que más allí guardado y que no expresas. Un hombre que
está con una mujer que ha tenido hijos de una pareja anterior le reclama en
esos mismos término a ella – “¿Por qué tenías que tener hijos con otro antes?” ¿Qué
mujer estaría con un hombre así? Y ahora: ¿Qué hombre podría estar con una
mujer que constantemente lo critica, trata de cambiarlo y prefiere excluirse de
todo lo que a él le gusta, aunque él esté dispuesto a incluirla a ella en eso
que forma parte de lo que ha sido? Si en la pareja un integrante fomenta
inclusión y el otro la exclusión, el único destino es un gran barranco o
abismo, una catástrofe para ambos y para su relación.
Esto
mata. Destruye cualquier posibilidad de afinidad intelectual o emocional. ¿Y
quieren saber otros asesinos? No sólo la rutina, sino también los prejuicios,
la falta de equilibrio, la terquedad, el negativismo, la poca autoestima (sino
te amas a ti mismo, ¿cómo puedes decir que amas a alguien más?) el miedo… Si,
miedo a AMAR, pero también miedo a SER AMADO. ¿Y quieren saber algo más? El
amor no siempre es suficiente, no siempre puede con los obstáculos o las
pruebas que los mismos que dicen amarnos nos ponen… Hace falta más.